Analistas y funcionarios discutieron sobre el pasado y presente del país en ‘El Ecuador que queremos’

(Diario EL UNIVERSO).- A través de ‘El Ecuador que queremos’, una mesa redonda que se desarrolló en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), se escucharon este jueves no solo propuestas de cómo avizorar el país en un futuro inmediato y a mediano plazo, sino también se recordaron los «desastres económicos» del pasado e incluso ‘dimes y diretes’ entre los participantes, afines y opositores al Gobierno del presidente Rafael Correa.

Fue en el auditorio de la FIEC donde debatieron Pabel Muñoz, secretario Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades); Fander Falconí, profesor de la Flacso; Alberto Dahik, ex vicepresidente del país; y Walter Spurrier, director de Análisis Semanal. Emilio Ochoa fue el moderador de la mesa redonda, que duró cuatro horas en promedio y que puede ver completa haciendo clic aquí.

A continuación, lo más destacados de las intervenciones de los participantes.

Pabel Muñoz, titular de la Senplades

«Para pensar el país que queremos hay que poner en relieve cuatro elementos del país que dejamos atrás. Creo que desde un enfoque de sociología histórica no podríamos comprender qué se hace hoy si no entendemos elementos del pasado, que en algunos casos pudieron ser negativos o positivos. Entre esos tenemos (1) el desmantelamiento del Estado, (2) la instauración del Modelo Económico Neoliberal, (3) la profunda crisis política que se vivió en la década anterior y (4) qué tipo de sociedad estamos construyendo.

Entre 1996 y 2006 ningún presidente electo terminó su periodo, por lo que Ecuador tuvo ocho presidentes en 10 años. Durante esos años no se pudo tener un pacto de gobernabilidad del país. Eso provocó un tipo de sociedad: una sociedad de la incertidumbre, con poca seguridad sobre lo laboral, con poca seguridad sobre los precios, había una alta inflación y el tipo de cambio volaba, una sociedad con visión de corto plazo, con falta de sentido de futuro (…). Hoy la visión es distinta (…). Ahora hay una recuperación de autoestima, porque en ese momento los ecuatorianos éramos vagos, corruptos, no habíamos clasificado nunca al Mundial, éramos una desgracia.

Frente a eso, ¿qué país estamos construyendo? Creo que es fundamental la superación de la crisis política. Lo que tenemos en estos años es una estabilidad democrática y una profundización de la democracia (…). Ha habido diez procesos eleccionarios, al menos tres elecciones presidenciales, una Constitución que fue creada, primero, al preguntarle a la ciudadanía si quería una nueva Constitución y luego preguntándole si aprobaba esa Constitución. Las anteriores Constituciones fueron hechas y aprobadas sin participación democrática.

Yo podría reconocer que últimamente hemos usado y abusado el concepto del Buen Vivir, a tal punto de haberle vaciado de su profundo sentido filosófico, pero el tipo de desarrollo que escogimos del Ecuador es un tipo de desarrollo que para la humanidad es bueno debatirlo, primero porque no le da toda la importancia al crecimiento y la acumulación de la riqueza, sino que plantea el concepto de desarrollo, el concepto del Buen Vivir en reemplazo del concepto de desarrollo, que yo diría que habría que verlo desde la lógica de la armonía, no las extremas posiciones.

Dos ejemplos: Cómo concebimos y cómo concibe la Constitución el sistema económico social y solidario: La Constitución dice que ahí está la complementariedad de tres pilares: economías privada, pública y popular y solidaria. Otro ejemplo, antes con el estado social de derecho, lo que teníamos es al centro de las preocupaciones del capital, hoy en cambio ponemos al individuo en las preocupaciones.

Alberto Dahik, exvicepresidente del Ecuador

«El debate es fundamental en el momento actual del país. Los argumentos de Pabel Muñoz pueden generar un debate de 100 años, pero mi obligación como ecuatoriano que ha regresado al país y que ve con angustia la situación económica actual es decirles que especular sobre el país que queremos en el momento actual, sin agarrar el toro por los cuernos de la gravísima crisis económica que se está gestando, es exactamente igual que en medio de un voraz incendio el comandante del Cuerpo de Bomberos le diga a la ciudadanía «es el momento de debatir sobre el Cuerpo de Bomberos que queremos». No señor, qué debate, apague el incendio. Tenemos, muy estimado Pabel, un incendio y lo voy a demostrar.

La economía ecuatoriana sufrió un impacto externo de la caída del precio del petróleo, del más alto precio en términos reales que haya existido en la historia del Ecuador, el precio de los últimos diez años. Propuse una alternativa de un timbre cambiario para dar una salida técnica al problema del tipo de cambio absolutamente rígido de la dolarización.

La crisis es tan grave que ya hay menos divisas (en el Banco Central) que las que debería haber. Se cambiaron las especificaciones originales de la dolarización para hacerla más blandengue y que esto se pueda tener dentro de una legalidad. Pero la legalidad no es seguridad. Si yo el día de mañana establezco que la diabetes es a partir de 250, eso no indica que el que tiene 200, que está legal, no es diabético. Yo puedo bajar la especificación de la dolarización, eso no indica que el Banco Central tenga hoy la cantidad de reservas que debería tener para cubrir los depósitos de todos quienes son los dueños de las reservas.

En septiembre del 2014 el tesoro tenía $1.300 millones en el Banco Central, una cantidad razonable, (pero) miren: está operando raspando la olla durante un año. El hueco que hay que cerrar es de 6.269 millones. Si se toman en cuenta los movimientos de la deuda tenemos un hueco de 7.000 millones de dólares. Esto es lo que tenemos que hablar hoy, porque ese hueco de 7 mil millones de dólares en una economía dolarizada significa que inexorablemente el sistema financiero va a tener una caída de depósitos. Y una caída de depósitos es implosiva, como en Grecia.

¿Podemos, entonces, responsablemente hablar de una concepción teórica, echarle la culpa a los cien años atrás, predecir los cien años futuros, cuando tenemos una crisis macroeconómica de este tamaño? Una crisis macroeconómica, como la de Grecia, destruye cualquier logro, de cualquier gobierno, en cualquier momento de la historia».

Walter Spurrier, director de Análisis Semanal

«Yo no voy a plantear utopías. Quizás por mi preparación miro más hacia metas más cercanas. Y cuando hablamos de próximas décadas no estamos hablando de próximo siglo. Yo quiero que nuestra democracia se profundice y alcancemos el nivel que tienen hoy Chile, Uruguay y Costa Rica, que son países de nuestro hemisferio que tienen sociedades y sistemas políticos democráticos.

Una sociedad en que exista en el sistema político separación de poderes. Puede el Ejecutivo, el Legislativo pertenecer o no a una misma coalición pero hay división de funciones. Un sistema político en el sistema judicial y el poder judicial sean independientes del Ejecutivo. Necesitamos tener una justicia independiente, que no siga instrucciones del poder Ejecutivo. Necesitamos un poder Electoral que responda a la ciudadanía y asegurar que no haya manipulación de resultados.

Siguiendo por el lado político: una sociedad en que se respeten los derechos humanos, que se respete la libertad de expresión, que se pueda tener acceso a medios de información que no estén sujetos a sanciones drásticas si publican o difunden noticias u opiniones de desagrado del presidente o de altos funcionarios; o en el caso de la televisión o radio, que sufren interrupciones en el progreso de sus programas para que se difunda la historia oficial».
Fánder Falconí, docente investigador de la Flacso

«Lo peor que le puede pasar a la sociedad ecuatoriana es que tengamos una especie de desmemoria colectiva. Tenemos que recuperar la memoria, tenemos que hablar del pasado también, señor Dahik, el incendio comenzó en los años noventa. Y empezó en los años noventa con la aplicación de un neoliberalismo que no es técnico, no son pantallas, no son fríos datos. Eso involucró la pérdida de la vida de la gente. El neoliberalismo provocó más víctimas que muchos conflictos sociales y civiles. De eso estamos hablando, estamos hablando de personas de carne y hueso, no estamos hablando de números, de cifras, de cuadros.

Reconcentrémonos un poco con el tema de la exposición. Nos invitan a soñar, a plantearnos el Ecuador que soñamos. Y creo que el Ecuador que soñamos, desde mi punto de vista, tiene que ser un país que innove, un país que genere conocimiento, que rompa estas brechas de conocimiento. Lastimosamente tenemos una inserción desigual de nosotros en el mundo. América Latina se inserta prácticamente desde las colonias vendiendo productos primarios y tenemos una condición de país monodependiente; es decir, un país que produce pocos productos, que los pone en el mercado internacional y que están sujetos al vaivén de precios internacionales. Por lo tanto, una estrategia inteligente obviamente es la producción, la diversificación y generación de empleo. Creo que desde ahí hay que construir una sociedad de futuro.

El primer elemento es cómo nosotros podemos tener una inserción mucho más inteligente en los mercados globales. Y eso significa conocimiento, ciencia, tecnología, buscar una diversificación de la especialización, generación de mejores oportunidades, procesos de industrialización, que ahí sí lastimosamente cuando uno mira justamente los datos en su globalidad, América Latina va perdiendo peso en ese mercado internacional, va perdiendo posibilidades de comercio y posibilidades de inserción. Y me parece que ahí el país que soñamos pasa necesariamente por un replanteamiento de cómo estamos nosotros mirando al mundo. Y eso es consolidar los procesos de integración. (I)