Arde el Amazonas: están quemando el pulmón del planeta

Brasil.- En noviembre de 2018 se sabía que la tala de árboles en el Amazonas había crecido hasta un ritmo que no se había visto en la última década. Ahora hemos conocido que también el fuego está destruyendo ‘el pulmón del planeta’ a una velocidad récord: solo en lo que va de año se han producido más de 40.000 incendios en la zona, más de la mitad de los que ha habido en todo el país (72.000 hasta agosto).

La Amazonía tiene un tamaño que es diez veces la extensión de España y casi la mitad de todo Estados Unidos. Produce un 20 por ciento de la cantidad de oxígeno que hay en la atmósfera de la Tierra, por lo que es vital para frenar el cambio climático y las consecuencias del calentamiento global.

El Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) de Brasil reconoce que los incendios han aumentado en lo que va de año más del 80% si lo comparamos con el mismo período de 2018. Unos datos que no gustaron nada al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que despedía al director del INPE, Ricardo Galvao, el pasado 2 de agosto tras la publicación del informe, acusándole de mentir en los datos.

Bolsonaro, en el punto de mira

Son muchos los que apuntan al presidente brasileño como culpable de la situación. Los activistas medioambientales le acusan de haber relajado los controles en la Amazonía desde su llegada al poder, lo que estarían utilizando tanto las industrias madereras como otros lobbys para atacar a la selva más importante del mundo.

La situación es tan grave que el humo de los incendios de la zona del Amazonas ha llegado a Sao Paulo, a más de 2.700 kilómetros de distancia, cubriendo el cielo de una manera nunca vista antes en la ciudad por una causa similar. Incluso se divisan desde el espacio, como se puede ver en las imágenes que ha suministrado la NASA.

Para Bolsonaro, la razón de los incendios es que es la «temporada de la queimada», es decir, cuando los agricultores usan fuego para limpiar la tierra. Sin embargo, sus detractores le acusan de favorecer la deforestación con políticas que anteponen el desarrollo económico a la conservación del planeta. Y no tiene ninguna intención de cambiarlas.