Barbie, cuando la política se viste de rosa

Por Diálogo Político

El mundo que logra reconstruir Barbie carece de absolutismos y es prometedor, pero no se erige mágicamente. Los consensos suceden alrededor del diálogo. Sin esperarlo, el público ha sido rehén de la política.

La política se ha subido a la tendencia de la ya taquillera película Barbie. En España, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz fueron los protagonistas de esta cruzada rosa, en medio de una fuerte contienda electoral. A otros como el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y la vicepresidenta, Francia Márquez, no les fue tan bien, pues un polémico video con montaje del filme fue borrado de las redes sociales ante la avalancha de críticas. Tal vez el mundo plástico de la muñeca más famosa no es para todos, o no todos entienden lo que significa ser parte de él.

Abstraída por la perfección de Barbiland, la tierra de la supremacía femenina, una Barbie estereotípica, interpretada por Margot Robbie, comienza a tener pensamientos mundanos como la muerte o la celulitis.

En esa misma aventura, el hallazgo de Ken, el just Ken de los memes, caracterizado por Ryan Gosling, le permite a Barbie mirar de frente un nuevo y sorprendente mundo.

Poder, política y plástico

Con una aguda sátira, el filme se esfuerza en sus significados, a veces demasiado. Cuenta con escenas de lúcidos diálogos que no exigen más que una escucha atenta para comprender su hondo contexto social. Cuando un afligido y realista Ken devela su apego al poder absoluto y necesidad de aceptación; cuando se gesta el retorno de las Barbies con una revolución basada en estrategia y votos; cuando la Barbie presidenta se da cuenta de que no se puede volver al absolutismo femenino porque otros merecen tener voz en una nueva forma de gobierno. Ahí está la política en esta controvertida película.

Hay muchas formas de entender Barbie más allá de su afán por profundizar en los roles de género y calificarla como buena o mala, osada o tibia. El talento e ingenio de Greta Gerwing como directora de una película genuinamente artificial encuentra réditos al mostrar una sociedad en la que no encajamos todos y en la que algunos cambios son urgentes. Barbie es casi un manifiesto político. ¿Somos capaces de cuestionar el sistema y mover las estructuras? ¿Cómo lo hacemos?

El mundo que logra reconstruir Barbie carece de absolutismos y es prometedor, pero no se erige mágicamente. Los consensos suceden alrededor del diálogo, el recurso más valioso para defender las prácticas democráticas. Un final coherente para un espectador que, sin pensarlo, fue rehén de la política.

No solo un estereotipo

Las referencias políticas de Barbie sobrepasan el live action de Gerwing y se remontan a sus inicios hace 64 años, cuando fue presentada por primera vez. Desde ese momento dio pie a una verdadera revolución cultural, política y social. El concepto de la muñeca que se ve como una «mujer real» capaz de lograrlo todo en una sociedad capitalista donde ella encaja muy bien, ha impactado a muchas generaciones.

No es casual que la Barbie astronauta haya salido al mercado en 1965, cuatro años antes de que Neil Armstrong llegara la Luna, un paso significativo que reforzaba el concepto con el que su creadora, Ruth Handler, dio vida a la muñeca: «Tú puedes ser lo que quieras…». Una osadía feminista para esa época, que alejaba a las niñas del rol impuesto de ser madres como privilegio irrenunciable.

Una mirada al futuro

La popularidad de Barbie también inspiró la creación de muñecas que reforzaran sus propias culturas, en sociedades como las musulmanas, donde es imposible pensar en un referente de esas características.

Es verdad que ese estereotipo de belleza perfecta y símbolo de la cultura occidental han mantenido siempre a Barbie bajo críticas, polémicas y prohibiciones. Ser visionaria y autónoma no fue suficiente; por eso en los años ochenta se introdujeron las Barbies con diversidad racial.

¿Por qué sigue importando el lugar que ocupa Barbie en el siglo XXI? Porque no es solo una muñeca de plástico.

Más allá de la millonaria recaudación y la marea rosa cubriendo las salas de cine, la innovadora y sugestiva narrativa de Greta Gerwing para Barbie está motivando debates públicos con fuerte carga política y social. Un zoom in hacia las sociedades en su más crudo estado, y donde a veces la distopía nos supera.

Publicación original de Diálogo Político. https://dialogopolitico.org/debates/barbie-cuando-la-politica-se-viste-de-rosa/?utm_source=Konrad-Adenauer-Stiftung&utm_medium=email&utm_campaign=29-06-23+DP+News+303+-+Correcto&utm_content=Mailing_8178447