Quito.- La humedad es un enemigo silencioso que afecta a nuestras viviendas y puede incluso interferir con nuestras actividades diarias. En espacios cerrados sin ventilación como guardarropas o closets se manifiesta con la aparición de moho y hongos, causando malos olores e incluso deteriorando las prendas de vestir. Además, el ambiente húmedo favorece a la proliferación de ácaros y bacterias, que pueden generar complicaciones en la salud de las personas.
Más frecuentemente de lo que imaginamos, la humedad en los closets o guardarropas afecta a nuestras prendas de vestir de manera significativa. Por ejemplo, si al seleccionar un atuendo percibe el distintivo olor a humedad impregnado en la ropa, esto se debe a la falta de ventilación y la acumulación de agua que filtra y se mantiene en un ambiente.
Las prendas más susceptibles a este problema son aquellas fabricadas con cuero y algodón, pues son propensas a desarrollar manchas de moho que comprometen su apariencia y durabilidad. Estas fibras se deterioran y debilitan gradualmente, lo que puede ocasionar su rompimiento con el paso del tiempo.
Otro indicativo o señal de un ambiente húmedo es la aparición de los pececillos de plata – pequeños insectos que surgen y proliferan con la humedad y suelen comerse la fibra de los textiles. Por lo que si al momento de seleccionar una prenda, encuentra que su camisa o suéter está agujereado, puede ser debido a estos pequeños insectos.
Según Sebastián Prado – Gerente Técnico de Imptek, explica que, “es importante optar por sistemas impermeabilizantes en cimientos, paredes y cubiertas porque el agua puede ingresar por muros exteriores, filos de ventanas, paredes y desde el suelo por capilaridad; e incluso internamente con la condensación del agua”. En este sentido, la solución más efectiva es impermeabilizar desde la construcción para eliminar de raíz todos los inconvenientes o detectar los signos de humedad y tomar acciones correctivas inmediatas con profesionales calificados.
En esto coincide, la diseñadora de modas y experta en confección de indumentaria, Fernanda Salgado, quien comenta que “sin duda, al impermeabilizar tenemos un ahorro significativo, porque en espacios libres de humedad se extiende la vida y uso de las vestimentas a largo plazo”. Además, comparte algunas recomendaciones prácticas que se pueden tomar para minimizar el impacto de la humedad en la ropa:
Almacenamiento adecuado: guardar la ropa en espacios secos y bien ventilados. Utilizar bolsas o cajas de almacenamiento que sean resistentes a la humedad y evitar apilar las prendas de manera muy ajustada.
Ventilación regular: asegurarse de ventilar regularmente el armario y espacios de almacenamiento de ropa. Es importante abrir las ventanas para permitir la circulación de aire fresco.
Secado adecuado: después de lavar la ropa, asegurarse de secarla completamente antes de guardarla. Evitar dejar la ropa húmeda en el interior de la lavadora o amontonarla en una cesta, ya que esto puede favorecer la aparición de moho y malos olores.
Uso de absorbentes de humedad: colocar absorbentes de humedad, como bolsitas de gel de sílice en los armarios, para ayudar a mantener un ambiente seco.
Limpieza regular: realizar limpiezas periódicas en los armarios y cajones para asegurarse de que no haya rastros de humedad.
No guardar prendas mojadas: asegúrate de que las prendas de vestir estén completamente secas después de estar expuestas a la lluvia, o caso contrario tenderlas por un tiempo antes de guardarlas.
Por otro lado, es relevante identificar que cada material textil tiene mayor sensibilidad o resistencia a la humedad; por ejemplo, las fibras naturales tienden a retener líquidos como por ejemplo el cuero que, a pesar de ser un material duradero, es muy sensible a entornos húmedos.
La sugerencia general es seguir las instrucciones de cuidado descritas en la etiqueta de cada material para mantener a las prendas en óptimas condiciones y así alargar la vida útil de la vestimenta.