Por. ERNESTO CABRAL
COBERTURA DE CRISIS
Entre finales del año 2023 e inicios de este año, una serie de incendios forestales han impactado Latinoamérica en países como Bolivia, Chile, Colombia y Costa Rica. ¿Cómo debemos responder los periodistas frente al incremento de la frecuencia e intensidad de este y otro tipo de emergencias climáticas? ¿Cómo podemos adaptar nuestro reporteo de campo, a qué fuentes hay que recurrir y qué enfoques novedosos están esperando nuestras audiencias sobre estos temas?
El pasado 28 de febrero, IJNet Español y el Foro Pamela Howard sobre Cobertura de Crisis Mundial del Centro Internacional de Periodistas (ICFJ) contó con la exposición de la periodista costarricense Michelle Soto, editora del portal Ojo al Clima y miembro de la alianza de Periodistas por el Planeta. En sus más de 20 años de experiencia, Soto ha colaborado con varios medios internacionales como Mongabay Latam, y su trabajo sobre el cambio climático ha sido reconocido como con el Premio Lincoln.
La charla de Soto respondió a estas y otras preguntas sobre la cobertura de incendios forestales, aunque comenzó enfatizando la diferencia entre dos conceptos claves que todo periodista debe conocer: la exposición y la vulnerabilidad. El primero nos invita a considerar cuán expuestos están nuestros países a un Fenómeno del Niño cada vez más recurrente y al calentamiento global. “No siempre es culpa del cambio climático o del Fenómeno del Niño: hay muchas variables”, dijo Soto.
En efecto: la vulnerabilidad considera factores que influyen en el impacto potencial de un incendio forestal en un territorio o comunidad. Por ejemplo, la vegetación exótica altamente inflamable que desplaza a la población nativa; o la desigualdad económica y social que promueve condiciones de hacinamiento o construcciones con materiales poco resistentes al fuego. “Dependiendo de la ‘salud’ de nuestros ecosistemas, será más fácil o difícil lidiar con estas amenazas”, explicó Soto.
¿Qué cubrir sobre los incendios forestales?
“Ya no creo en las exclusivas”, subrayó Soto. Y es que en la cobertura de emergencias, siempre hay ángulos nuevos por abordar. Por eso es importante la interseccionalidad de nuestro trabajo: “a veces en los medios estamos acostumbrados a encasillarnos en las secciones del periódico”. Ante un incendio forestal se puede trabajar la atención de la emergencia, las pérdidas económicas y el presupuesto de reconstrucción, el impacto en la salud de los profesionales de primera línea, entre otros.
Además, Soto puso énfasis en no limitarnos a las narrativas anecdóticas y trascender a la emergencia. “Como periodistas, muchas veces vamos a lo inmediato y cortoplacista, pero el cambio climático nos está obligando a pensar a largo plazo”, explicó. Por eso, la experta recomendó que, por ejemplo, analicemos la implementación histórica de las políticas públicas de adaptación al cambio climático y prevención de desastres. “Hacer una lectura histórica de por qué estamos como estamos”, subrayó.
Esta recomendación no solo aplica a los incendios, sino a otros temas relacionados al cambio climático. “La vulnerabilidad no se escribe de la noche a la mañana, es un libro de largo tiempo”, explicó Soto. Por ese mismo motivo, nuestros medios también deben apostar por hacer seguimiento a la emergencia para fiscalizar la reconstrucción de las zonas afectadas y la prevención de desastres futuros. “La emergencia es solo la punta del iceberg, y nuestra labor no se acaba cuando desaparece la última llama”, dijo.
Por último, uno de los enfoques periodísticos importantes en una emergencia climática es visibilizar las prácticas efectivas. Los medios ayudan a democratizar el conocimiento sobre casos de éxito de prevención y adaptación a las crisis climáticas, que pueden ser replicadas y adaptadas en otras partes del mundo: “estos enfoques de esperanza son necesarios para la salud mental de nosotros como periodistas y como humanidad”.
¿Cómo cubrir una emergencia climática?
Una vez tengamos claro nuestros posibles enfoques y aproximación a la cobertura, la siguiente pregunta es cómo ponerlo en práctica. La primera recomendación de Soto es dejar de lado la competencia entre redacciones: “la colaboración entre medios puede enriquecer la información y quienes ganan son las audiencias”. Además, estas alianzas permiten luchar de manera más efectiva contra la desinformación, según la experta.
El siguiente paso es nuestro reporteo en campo que, ante emergencias como incendios forestales, puede ser abrumador. Por eso, Soto sugiere recordar que nuestro norte es la audiencia. “Cuando estamos abrumados y tenemos demasiada información, hay que volver a la audiencia. ¿Qué ángulos podemos ofrecerles? ¿Qué le interesa conocer a mi público? No pienses en la competencia, sino en la audiencia de tu medio”, dijo.
Una vez en el campo, además de nuestra cobertura inmediata, Soto recomienda anotar las preguntas u observaciones que pueden gatillar otros ángulos periodísticos o notas de seguimiento. Eso sí: no se expongan innecesariamente. “No jugar a ser Superman o la mujer maravilla: si los perdemos a ustedes, ¿quiénes contarán las historias que no se están contando? Cuídense física y emocionalmente”, puntualizó.
Finalmente, Soto brindó algunos apuntes sobre el tratamiento de las fuentes. Primero, la idoneidad de la fuente: no solo hay que saber qué preguntar, sino a quién preguntar. “El político no puede contestar todo sobre una emergencia, ni el científico ni el cuerpo de rescate; pero cada uno aporta un hilo que nos ayuda a prensar la historia”, explicó la periodista. Pero, para lograr esto, se necesita un adecuado pre-reporteo.
La experta además alentó a no tenerle miedo a las fuentes científicas, aunque sí hay que tener paciencia: “muchas veces los científicos no están acostumbrados a lidiar con la prensa”. Un lugar clave dónde encontrar estas voces son las universidades, frente a la carencia de investigación climática en el sector privado. Además, Soto recomienda recoger las voces de las comunidades organizadas en gestión de riesgo. “A veces nos quedamos solo con las fuentes que atienden la emergencia”, agregó.
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