(Por. Euronews).- Abandonados a su suerte, la desesperación aumenta entre los refugiados atrapados en la localidad griega de Idomeni, en el tercer día de cierre de la llamada ruta balcánica.
A la falta de esperanza de encontrar una salida se suman las fuertes lluvias que han embarrado el precario campamento levantado en la frontera con la Antigua República Yugoslava de Macedonia.
Una a una las fronteras de la ruta de los Balcanes se han ido cerrando a su paso.
“Estoy cansado y aburrido de todo esto. De esperar para nada. Esperar y esperar y nada. Sé que no habrá nada al final, pero sigo esperando”, se lamenta este ciudadano sirio.
Más de 15.000 personas, entre ellas numerosos niños, duermen cada noche en este campamento soportando las bajas temperaturas. Condiciones de vida que están empezando a hacer estragos en las salud de muchos.
“Tememos que las condiciones que están sufriendo los niños, como la humedad o la inhalación de humo, les acaben causando graves daños en los pulmones”, alerta Christian Reynders, coordinador de Médicos sin Fronteras (MSF).
Pero el cierre de las fronteras, el acuerdo alcanzado entre Bruselas y Ankara y las duras condiciones en las que viven quienes sobreviven al viaje, no frenan la llegada de quienes huyen de la guerra.
Tan solo este miércoles, 1.400 personas han llegado a las costas helenas desde Turquía.