En apoyo al derecho de legítima defensa

Emily Sanmartín Valdivieso
emysanval@gmail.com

A raíz de la inseguridad que vive nuestro país en los últimos meses, entró en debate la legalización de la libre portación de armas dentro de la Asamblea Nacional, aquí expondremos las razones por las cuales es necesaria la libre portación de armas.

En el momento en el que se constituye el ser humano, inherentemente se vuelve acreedor de derechos que tienen como objetivo garantizarle protección en momentos de vulnerabilidad y una vida plena durante su desarrollo como individuo. Entre los derechos que el ser humano goza por naturaleza encontramos dos derechos que son imprescindibles: La Vida y la Propiedad. ¿Pero de qué sirve la garantía que varias cartillas de derechos nos hacen cuando el estado nos impide defendernos a nosotros mismos y aquello que nos pertenece?

Muchos de los que se oponen a la libre portación de armas han manejado analogías como: “prohibiendo la portación de armas, la violencia disminuirá”, pero ¿Qué tan cierto es esto? A pesar de que parezca lógica esta analogía, nos queda preguntarnos: ¿Qué pasara con el buen ciudadano al que se deja indefenso ante el delincuente que continuara en la ilegalidad portando armas para su dinámica criminal?

La prohibición de armas no representa una acción significativa para combatir la delincuencia, pues la ilegalidad siempre nos conduce a mercados negros, sin importar lo que prescriba la ley, sabemos que con la prohibición el delincuente estará cada vez más armado y el ciudadano cada vez más indefenso, recordemos que las leyes en pro a la prohibición no regulan ni a la fabricación ni a los fabricantes ilegales de armas, ni mucho menos su transacción ilegal.

Por último, sabemos que una de las principales preocupaciones de la gente con respecto a la libre portación de armas es la correlación entre el crecimiento del crimen y la portación legal, sin embargo, según investigadores de la UNAM dicha correlación es falsa, ya que el resultado de una acción delictiva no depende del arma utilizada para su comisión, sino más bien de las intenciones del agresor, cabe mencionar que según estadísticas de este mismo estudio más del 90% de los delitos se cometen con armas que no tienen salvoconducto.