Quito.- “Los obispos de la iglesia católica, nos unimos a las voces que claman paz, justicia y junto a ellas expresamos nuestra solidaridad con las víctimas de la creciente violencia e inseguridad” manifestaba el Presidente de la Conferencia Episcopal de Ecuador, Mons. Luis Cabrera.
““Es una traición que se legisle, se imparta justicia y se gobierne de espaldas a las grandes aspiraciones de los más pobres”, afirma el representante de la Iglesia.
Estas decisiones en la 153 Asamblea General del Episcopado Ecuatoriano, quienes se unen a las voces que claman paz y justicia en el país, por ello se pide lo siguiente:
1. Expresamos nuestra solidaridad con las víctimas de la creciente violencia e inseguridad social generada por la crisis política y económica, como también por los desastres naturales: inundaciones, deslaves y sismos.
2. Exigimos, en nombre de Dios, a los violentos que abandonen las armas, que no maten a sus hermanos ni los extorsionen. ¡La vida humana es sagrada!
3. Demandamos políticas públicas que favorezcan la paz, el diálogo, el estado de derecho, la seguridad pública, la inclusión de todos. Deben evitarse medidas populistas que, en lugar de enfrentar los problemas del país, lleven a una mayor violencia y desintegración.
4. Pedimos a los líderes sociales y políticos a dejar de lado sus intereses personales e ideológicos y a velar por el trabajo, la salud, la educación y la seguridad del pueblo ecuatoriano. ¡Es una traición que se legisle, se imparta justicia y se gobierne de espaldas a las grandes aspiraciones de los más pobres!
5. Apoyamos las iniciativas de paz de las organizaciones civiles, religiosas y académicas, como también de las instituciones estatales. «Todos estamos en la misma barca: o nos hundimos o nos salvamos juntos» (Papa Francisco).
6. Ratificamos nuestro firme compromiso de seguir trabajando por la reconciliación y la paz, basadas en el respeto a la vida, la libertad, la verdad, la justicia, la equidad, y los derechos humanos.
7. Animamos, en nuestras diócesis y vicariatos, a realizar jornadas de oración que nos conduzcan al Padre que nos hermana; momentos de reflexión sobre las causas de la violencia; y acciones concretas que transformen estas realidades. ¡Como cristianos estamos llamados a construir puentes de reconciliación y de paz entre los ecuatorianos!
La paz depende de la confianza en Dios y también de la inteligencia y la participación de nosotros en los diferentes ámbitos de la vida: personal, familiar, social, política, económica, religiosa y cultural.
¡Sagrado Corazón de Jesús, salva al Ecuador!. ¡Oh Madre Dolorosa! Protege a la Iglesia, protege a nuestra Patria, ampara a la juventud, ampara a la niñez.