(Por. Por Omar HAJ KADOUR con Rana MOUSSAOUI.- AFP).- Rusia se apresuró este miércoles a defender al régimen de Damasco tras la muerte de decenas de civiles, entre ellos varios niños, en un supuesto ataque químico contra una ciudad del noroeste de Siria que ha provocado indignación en la comunidad internacional.
Este ataque previsiblemente mostrará una vez más la brecha que separa a los países occidentales de Moscú en la cuestión siria, en ocasión de una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU para examinar las circunstancias de este episodio.
Tras defender al régimen sirio, el Kremlin ha asegurado que seguirá apoyando a su aliado, el presidente sirio, Bashar al Asad, en el conflicto.
El balance tras el ataque «inhumano» -en palabras del secretario general de la ONU Antonio Guterres- del martes, se elevaba este miércoles a 72 civiles muertos, entre ellos 20 niños, y más de 160 heridos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que ha advertido que «el número aún podría aumentar porque hay personas desaparecidas».
Las víctimas empezaron a sufrir convulsiones cuando se encontraban en sus casas o en la calle en el momento del bombardeo, ocurrido el martes hacia las 07H00 (04H00 GMT) en Jan Sheijun, pequeña localidad de la provincia rebelde de Idlib, en el noroeste del país.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este miércoles que hay «signos compatibles con una exposición (…) a agentes neurotóxicos».
Este anuncio confirma lo constatado por los médicos en el terreno, que aseguraron que los síntomas de los pacientes son similares a los producidos por un ataque químico: pupilas dilatadas, convulsiones y espuma saliendo de la boca.
– «Armas ilegales» –
Este miércoles, el ejército ruso disculpó en parte al régimen de Damasco aludiendo a informaciones «enteramente fiables y objetivas», según las cuales la aviación siria había bombardeado un «almacén» de rebeldes donde había «sustancias tóxicas», y al explotar el depósito éstas se habrían diseminado en la zona.
El martes por la noche, el ejército sirio había desmentido «categóricamente» las acusaciones.
Para el secretario de Exteriores británico, Boris Johnson, sin embargo, «todas las pruebas que he visto sugieren que fue el régimen de Al Asad… usando armas ilegales contra su propio pueblo».
Junto a Washington y París presentaron el martes un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad condenando el ataque, y llamando a una investigación completa y rápida de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OIAC).
El texto también urge al régimen, que desmiente su responsabilidad, a que muestre los planes de vuelo y toda la información de las operaciones militares en el momento del ataque. Por último, amenaza con imponer sanciones en virtud del capítulo 7 de la Carta de Naciones Unidas.
Hace falta «una reacción de la comunidad internacional a la altura de este crimen de guerra», reclamó por su parte el presidente francés, François Hollande.
La cuestión que planea es qué actitud adoptará la nueva administración estadounidense, confrontada a su primera gran crisis en Siria.
– «Espectador» –
La oposición siria criticó este miércoles las últimas declaraciones de Washington, entibiando su postura hacia Bashar al Asad.
«Hasta ahora, esta administración (estadounidense) no ha hecho nada y ha adoptado una actitud de espectadora, haciendo declaraciones que dan al régimen la oportunidad de cometer más crímenes», afirmó el vicepresidente de la Coalición Nacional Siria, Abdelhakim Bashar.
Se refería a declaraciones como las del secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, quien afirmó la semana pasada que la suerte de Al Asad debía ser decidida por «el pueblo sirio», o de la embajadora norteamericana ante la ONU, Nikki Haley, quien adujo que la prioridad de Washington ya no era la salida del poder del presidente sirio, sino la lucha contra el yihadismo.
Pero para Bashar, «mientras este régimen siga en pie no será posible vencer al terrorismo».
Lo ocurrido amenaza con hacer aún más frágil la tregua en vigor en Siria desde el 30 de diciembre de 2016, que ya ha sido violada cotidianamente por los bombardeos del régimen en varios bastiones rebeldes y combates entre los insurgentes.
El martes, la exfilial de Al Qaida y grupos rebeldes que controlan la zona prometieron vengar a las decenas de víctimas del ataque.
La oposición siria ha advertido que el ataque pone en entredicho las negociaciones de paz auspiciadas por la ONU en Ginebra, que de momento no han dado frutos.
«Si la ONU es incapaz de impedir que el régimen cometa tales crímenes, ¿como va a conseguir un proceso político de cara a una transición (en Siria)?», dijo a la AFP Mohamad Sabra, negociador jefe de la oposición.