Quito.- (EFE).- El informático sueco Ola Bini, recién liberado de prisión y pendiente de una causa por supuesto espionaje informático en Ecuador, aseguró este sábado a Efe que durante los 70 días que estuvo arrestado no fue interrogado «ni una sola vez» y que es víctima de una «persecución política».
«Nunca me interrogaron. Desde que me detuvieron en el aeropuerto, nunca me han preguntado nada fuera de la contraseña de mis dispositivos», dijo Bini a Efe en una entrevista, tras su liberación el jueves después de que una corte aceptara un recurso de habeas corpus.
Amigo personal del fundador de Wikileaks, Julian Assange, Bini insistió en que «nunca se le hicieron preguntas», y que la contraseña no estuvo dispuesta a darla sin saber de qué se le acusaba.
Experto en seguridad en internet, Bini fue detenido el 11 de abril en el aeropuerto de Quito cuando se disponía a coger un vuelo con destino a Japón, con la intención de seguir sus prácticas en artes marciales.
Era el mismo día en que Ecuador puso fin al asilo de Assange en su embajada en Londres, una decisión que Bini interpretó como «triste» y «decepcionante».
Sobre su propio caso, el experto informático aseguró que Ecuador no tiene pruebas de nada contra él, porque no ha cometido ningún crimen, y exhortó al Ministerio Fiscal a que revele las evidencias.
«Estuve preso sin que haya ninguna evidencia», aseguró en un encuentro con Efe en uno de los edificios más lujosos del centro financiero de Quito, donde habló de su experiencia en la cárcel del Inca -a unos kilómetros- y de su relación con Assange.
«Fue una experiencia muy, muy difícil, tanto física como mentalmente. La peor parte fue no saber cuanto tiempo iba a estar ahí», aseveró sobre su experiencia en una prisión ecuatoriana.
El jueves, la Corte Provincial de Pichincha puso fin a su arresto preventivo al considerar que se habían violado sus derechos, y dijo que su detención había sido «arbitraria, ilegal e ilegítima».
Una decisión que puso en evidencia la rapidez con la que se le había arrestado después de cancelar el asilo a Assange.
La ministra del Interior del país, María Paula Romo, dijo en su momento que se temía una ola de ataques informáticos de parte de seguidores del activista de Wikileaks, y que Bini le había visitado «en catorce ocasiones» y disponía de los medios para hacerlo.
Una interpretación que deberá probar la fiscalía en el plazo de 90 días, que se cumplen el próximo 10 de julio, o dejarlo definitivamente en libertad.
«Teniendo en cuenta que no me habían respetado mis derechos legales, no estaba seguro de que me fueran a dejar salir después de los 90 días», señaló Bini sobre uno de sus principales temores en prisión, donde solía leer y escribir poemas para mitigar sus dificultades y temores.
También negó cualquier relación laboral con WikiLeaks o con Assange, a quien llegó en 2013 por intermedio de un amigo en común.
«Pocos recuerdan que Assange, como yo, era programador», dice de su relación, aunque se negó a dar detalles de sus últimas conversaciones con él apelando al derecho a la «privacidad».
La ultima vez que lo visitó fue en enero o febrero de 2019, tres meses antes de que Ecuador pusiera fin al asilo y con ello Assange quedara expuesto a la detención por Reino Unido y a la posterior demanda de extradición por EEUU, donde es requerido por violación de secretos, y Suecia, que lo requiere por delitos sexuales.