COVID-19: LO QUE (COM)PORTA EL HUMOR Y OTRA ESCRITURA DE LO REAL.

Texto original de Los Cronistas

La psicoanalista analiza las relaciones profundas entre el terremoto del 16 de abril de 2016 con la devastación que ha producido la pandemia del Covid-19: «Son los temores, temblores, rupturas y otros sismos tan íntimos que remecen y estremecen la comunidad».

Por Jessica Jara vda. Aguirre*

1.- Catástrofes naturales: del terremoto al virus

La semana pasada me encontraba entregando mi texto “Lo catastrófico más allá de la catástrofe” al Departamento de Publicaciones de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil; esta tesis de maestría que devendrá libro, lleva por subtítulo: Del Terremoto 16-A a la escritura de un litoral lacaniano, y hoy cuenta con el generoso prólogo de Miquel Bassols. Esa misma semana las Universidades de Ecuador cerraron sus puertas.

Ese libro parte de la constatación de que si bien Guayaquil no fue el epicentro del Terremoto del 16 de abril del 2016, lo cierto es que a partir del “16-A” se recibió en consulta psicoanalítica a afectados por el sismo: por el agujero que se abrió de modo abrupto en la malla simbólica y donde surgió eso catastrófico, literalmente, más allá de la catástrofe. La orientación se escribió: el Uno del terremoto, lo que se presentificó en sus repeticiones llamadas “réplicas” y, paradójicamente, en los simulacros. Se trataron así, los temores, temblores, rupturas y otros sismos tan íntimos que remecen y estremecen la subjetividad.

Ante el desamparo del ser hablante por la potencia devastadora de la naturaleza (sea el gran desastre de Lisboa de 1755 o el suscitado por el minúsculo Coronavirus, hoy), la ausencia de relación sexual y el simulacro generalizado en tiempos del Tsunami Digital, nos aproximamos al acontecimiento imprevisto y a las respuestas singulares a eso catastrófico, a los estragos que sí que tragan y a las réplicas válidas que tornan la tragedia en comedia. Además de dar cuenta allí de cómo un analista-mujer, al responder a las sirenas del superyó en el simulacro, posibilitó invenciones vitales y sostuvo el despegue de un pequeño Ulises.

También me refiero a los memes creados a propósito de un sismo que “se adelantó” veinte minutos a un simulacro (des)programado. Así, funcionarios públicos y habitantes del centro de la ciudad debieron evacuar los edificios dos veces: ante el temblor real y el simulacro. Algunos de esos memes se volvieron trend topic. Entonces, con Freud nos preguntarnos, ¿cómo, ante la existencia de un “yo” intimidado por la contingencia, por el (mal) encuentro, podemos entender la cuota de risas a partir de los memes?

2.- Lo que porta el humor…

Como José Ubieto de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis ha destacado: el COVID-19 es un nuevo nombre de lo real. Lo real es lo imposible de soportar en el cuerpo. Lo real no se asimila y no tiene origen, sin embargo lo han llamado el “Virus chino”. En Ecuador se habla desde el inicio de casos “importados”, así tendríamos que decir que también tuvimos nuestro caso “exportado”. El virus hoy es tan nuestro que hasta la Alcaldesa de Guayaquil ha reportado hoy, que lo porta.

Hay otros modos de portar el virus que no son en lo real del cuerpo. Por ejemplo, Crudito Ecuador publicaba un emoji de un brazo en un gesto de fuerza junto a otro de la Bandera Nacional, exclamando: “Manabí lo volvió a hacer!!!”. Siendo que, supuestamente, se inscribió en la parroquia Abdón Calderón, a un niño con el nombre “COVID DIECINUEVE”. Y puede ser, porque hasta hoy han sido inscritos en Chone: Año Bisiesto, Sietepuntoocho[i], Conflicto Internacional, Victoria Apretada, Nostalgia Inefable, Adolfo Hitler (algunos), Telefunken, Ángel Siete, Justo Empate, Espíritu Santo, Martes Trece[ii]… La inscripción simbólica de un real inquietante, se ha vuelto tradición en esos lares; quedando para el registro un modo particular de hacerle frente a la tragedia-impensable con el humor. Y, ¡qué manera de escoger los nombres del Almanaque Bristol![iii] Ahora bien, la nominación tiene efectos reales en el cuerpo del hablanteser y algunos choneros lo han testimoniado.

Ante este real sin ley “COVID-19” se resucitó una supuesta advertencia con un “símbolo increíblemente parecido… al Coronavirus” de Nostradamus de 1.555 para el año de los gemelos (2020). ¿Acaso el 20-20 podrá llegar a llamarse el año del empate? Lo sabemos al final, o casi. Al menos si se trata del empate de la versión “Al empate, Calceta”, del grito que se dejó oír a mediados de los años cincuenta por parte del vendedor ambulante, alias Mayor Tufiño, cuando el equipo local “Calceta” metió un gol dos minutos antes de la finalización de un encuentro contra Bahía, en el que perdían “11 – 0”. Causando primero risas sonoras y luego que ese nombre lo lleven un montón de lugares en Manabí. Al empate Calceta forma parte del argot popular, es un chiste de la parroquia del Ecuador

La religión fue golpeada desde el primer anuncio gubernamental para hacerle frente al Coronavirus, pues se prohibió la misa; como anticipo a lo que será la suspensión de las populares procesiones en la Semana Santa. Desde allí y luego de que tuviera lugar aquella gran boda en la que novios posaron vestidos muy apropiadamente con mascarillas, ha circulado un número para la denuncia ciudadana de fiestas y reuniones. Entonces, vimos salir el meme: Iglesia dará misa por Youtube y pide a los feligreses dar limosna por Paypal. Hostias serán enviadas por #UberEats. Antes del Estado de Excepción decretado por el Gobierno, -descrito por Agamben en todo el curso de su pensamiento y sobre el que Jean-Luc Nancy ha matizado con acierto-, el tratamiento por parte de la ciudadanía a este real “natural” ha sido el humor.

Para Freud, la ganancia de placer por el humor se da en tanto que la situación ocurrida habría de producir un afecto previsible: enojo, quejas, dolor, terror, espanto; pero, el humorista se salta estos efectos previsibles, haciendo una broma. Este ahorro de sentimiento provoca el placer humorístico del oyente (Obras completas, tomo XXI, 2006, p. 158). De este modo, se producen risas con culpa[iv] ante la salida “con bien” ante un posible destino funesto. El humor presenta una victoriosa confirmación de la invulnerabilidad de un “yo” que rehúsa dejarse ofender y sufrir, empecinándose en que no pueden afectarlo los traumas de mundo exterior. Y, ¿del interior? Para esto también hay memes que buscan dar cuenta de lo imposible de soportar del Otro de la pareja, del Otro familiar y hasta vecinal[v] desde el Día 1 de cuarentena.

Los memes incorporan imagen, texto y algo de lo inesperado. Estas creaciones producidas para ponerse a circular en las redes, al igual que los chistes y los piropos, aspiran la sanción del Otro, su re­tweet. Si el chiste es la contribución que lo inconsciente presta a lo cómico, para Lacan el humor es la tránsfuga en lo cómico de la función misma del superyó.

Ram Mandil en LA BOLSA, (EL VACÍO) Y LA VIDA. Una experiencia de análisis, recordará que el superyó es el fundamento del lazo social, que el humor no se resigna pues carga una rebeldía y es un modo de defensa frente lo real, asociado a un goce narcisístico. Mandil indica que un psicoanálisis llevado a su final muestra que la dimensión insaciable del superyó no se negativiza, y que la contingencia como acontecimiento, permite nuevos arreglos con esa figura de lo que no cesa (2017, pp. 25-6).

Y si el discurso de amo cada día aprieta más la tuerca de la prevención, ordenando y disponiendo… El superyó, por otro lado, “en la medida que aterroriza (…) construye… síntomas (…) que se encargan de representar el punto en que la ley no es comprendida (…) pero sí actuada” (Seminario 1, p. 199). Pues, un enunciado discordante dirá Lacan, al ser situado en primer plano por un acontecimiento traumático, reduce la ley a la emergencia de la instancia ciega del superyó e impulsa a actuar.

3.- Escrituras que (so)portan un real

Más allá de las amenazas de guerra, este entretiempo nos está dando ocasión de tomar nota de los diferentes modos de goce en un mismo país: una ciudad que vive del comercio y al día, y otra donde todos están en sus casas porque se vive del sueldo fijo de la burocracia (igual hay que quedarse en casa); donde hay “gente en crisis porque no puede salir ni juntarse con amigos por el coronavirus” y otros que dicen: “yo tranqui porque igual ni salgo ni me junto con nadie”. Aún con imágenes de gatos, se busca marcar un antes y un después del Coronavirus, tomándolo como un acontecimiento. La EXTRA nos muestra a quienes: Se “inmunizan” con licor, pues ¡les vale COVID!. ¡Qué usos del tiempo, del dinero, del cuerpo, del lenguaje!

Al final de mi tesis proponía hacer una serie de escrituras del terror: “11-S”, “11-M”… “16-A”, y leerlas cuales insignias de goce. Le podemos agregar “COVID-19”, con lo que vehiculiza de real; si me permiten el parafraseo de Lacan sobre el número. También buscaba notarizar eso que itera en el síntoma… Y trazar una salida a la devastación por el acontecimiento de una nueva escritura, un cierto arraigo a la letra y la invención de una Nueva República de las Letras.

Este “COVID-19” al igual que el “16-A” no es esa naturaleza que vuelve al mismo lugar y nos da la tranquilidad de las estaciones, sino que es una naturaleza Otra que nos despierta de mala manera y que no se inmuta con nuestra desaparición. A esta hora en Ecuador hay cuatro fallecidos y 260 personas con el virus. Ante la muerte real, seguimos en el esfuerzo de construcción de un litoral, de un lazo social que contrarreste la indiferencia, el imperio de los Unos solos, el biopoder andante… Aún cuando no contemos más que con la atención de médicos esforzados en estos momentos, a quienes reconocemos en estos difíciles momentos.

¡Qué siga nuestra escritura en chats y posteos, historias creativas en Instagram, bitácoras a mano alzada, editoriales, comidas más sabrosas en familia y nuestro deseo de que superviva el psicoanálisis: lugar de encuentro de los cuerpos, donde el decir inédito acontece!

Cierro con palabras de Miquel Bassols -de un prólogo que aguardamos ver publicado- sobre la operación de reescritura a la que se apresta el psicoanálisis ante el trauma: “una vez llevada al campo de la política y de la memoria colectiva con la que se construyen los vínculos sociales de un pueblo, es una operación radicalmente nueva en la historia del psicoanálisis. Es una operación que Jacques-Alain Miller propuso en el año 2017 como una extensión de la experiencia analítica de las Escuelas de la Asociación Mundial de Psicoanálisis en el campo propio de la política”.