Brasilia.- (EFE).- El exministro brasileño José Dirceu ingresó hoy en prisión condenado a 30 años por corrupción, el mismo delito que llevó a la cárcel al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, de quien fue el más fiel escudero durante décadas.
Al igual que Lula, encarcelado el pasado 7 de abril y condenado a 12 años, Dirceu también fue hallado culpable de haber recibido sobornos de la vasta trama de corrupción que operó en la estatal Petrobras y fue destapada en 2014 por la operación Lava Jato.
Su ingreso en prisión supone otro duro golpe para el Partido de los Trabajadores (PT), en el que mantiene una fuerte influencia a pesar de que los últimos años los ha pasado entre la cárcel y los tribunales, implicado en todos los escándalos que salpicaron a esa formación.
Dirceu presidió el PT, coordinó la campaña que llevó al poder a Lula por primera vez en 2002 y como ministro de la Presidencia fue uno de los hombres más influyentes en el Ejecutivo del primer obrero que gobernó en Brasil.
Sin embargo, se vio obligado a renunciar arrastrado por un grave escándalo de sobornos parlamentarios que le costó una primera pena de 9 años de cárcel, que ya cumplió, y luego se involucró en las corruptelas en Petrobras, por lo que fue otra vez condenado, esta vez a 30 años de cárcel.
Según la Justicia, aún mientras cumplía su primera condena, el exministro recibió sobornos por unos 12 millones de reales (3,24 millones de dólares) de la empresa Engevix, a cambio de influir en la concesión de contratos con la petrolera.
Dirceu, de 72 años, recurrió esa sentencia en libertad, pero un tribunal de segunda instancia negó este jueves sus apelaciones y ordenó la inmediata ejecución de la pena, que cumplirá en un centro de reclusión de Curitiba, la misma ciudad en que Lula está preso desde el pasado 7 de abril, también condenado por corrupción.
La Justicia le había dado plazo para entregarse hasta las 17.00 hora local (20.00 GMT) en la sede de la Policía Federal en Brasilia, donde tiene su residencia, y según confirmó su abogado, Roberto Podval, se presentó dentro del plazo.
En un principio, será recluido en la cárcel de Papuda, en la propia capital, donde esperará el traslado a Curitiba o el resultado de una apelación que pide que permanezca en la prisión de Brasilia.
Hasta ser derrumbado por el escándalo de sobornos parlamentarios, Dirceu era visto como el indiscutible sucesor de Lula en el poder, tanto por su influencia sobre el expresidente como por el respeto que se había ganado en la izquierda durante su vida política, que comenzó en la década de 1960, en la resistencia a la dictadura.
Dirceu comenzó a gestar su leyenda en la izquierda brasileña como líder estudiantil y en los movimientos que combatían al régimen militar y, aunque nunca llegó a participar en la lucha armada, fue detenido en 1968.
Un año después fue incluido en una lista de catorce presos políticos que la dictadura se vio obligada a liberar a cambio del embajador de Estados Unidos, Charles Elbrick, secuestrado por la guerrilla.
Se exilió entonces en Cuba, hizo amistad con Fidel y Raúl Castro, recibió entrenamiento militar, se sometió a una operación de cirugía plástica para cambiar su rostro y regresó a Brasil para sumarse otra vez a la lucha contra la dictadura.
Estuvo clandestino hasta que en 1979 el régimen militar dictó una amplia amnistía, y entonces volvió a la política formal, para adherirse luego al PT, que dirigió junto a Lula con mano de hierro.
Lula y Dirceu fueron los responsables de llevar al PT desde sus orígenes marxistas hacia el centroizquierda, donde se sitúa hoy el partido que gobernó el país entre 2003 y 2016, primero con el exsindicalista y luego con Dilma Rousseff, destituida hace dos años por irregularidades fiscales.
Al igual que Lula, Dirceu ha negado cada una de las acusaciones y se declara víctima de una supuesta «persecución política», articulada según él por la «elite» brasileña para acorralar a la izquierda.