Madrid.- (EFE).- La incidencia del cáncer en España ha aumentado mas de lo previsto, ya que en 2015 se han registrado 247.771 nuevos casos, lo que supone que se han sobrepasado en más de mil las estimaciones hechas para 2020, basadas en el crecimiento demográfico.
Son algunos de los datos ofrecidos en la antesala del Día Mundial del Cáncer, el 4 de febrero, por parte de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) en una rueda de prensa, en la que se ha justificado este aumento por el envejecimiento de la población (los habitantes viven más y nacen menos), además de otros factores de riesgo como tabaco, alcohol, obesidad y sedentarismo.
Estos últimos son, según Miguel Martín, presidente de SEOM y jefe de servicio de Oncología Médica del Gregorio Marañón de Madrid, «los cuatro jinetes del apocalipsis del cáncer», y estos factores influyen en gran medida en que se diagnosticaran más casos de cáncer en hombres que en mujeres: 148.827 en hombres y 98.944 en mujeres.
En ellos hay más incidencia de tabaquismo y alcoholismo, y además influyen para la aparición del cáncer causas genéticas, biológicas y de hábitos de vida.
Hay otras causas que favorecen la enfermedad en ambos sexos y que se podrían evitar, como las infecciones víricas (el virus de la hepatitis C o el papiloma virus).
Las estimaciones de la SEOM en cuanto a la incidencia del cáncer para 2020 se realizaron hace ocho o diez años, con lo que en el envejecimiento de la población ha podido influir el que en esos momentos hubiera más inmigrantes en España.
Según Martín, ha habido una «fuga» de población inmigrante ante la crisis económica y hay que tener en cuenta que en general es más joven que la española.
El aumento en el riesgo de desarrollar un tumor, asociado a la edad, crece exponencialmente en el intervalo de los 55 a los 59 años, sobre todo en hombres.
Los tipos de cáncer más diagnosticados en 2015, sumando ambos sexos, fueron colorrectal (41.441 casos), próstata (33.370), pulmón 28.347), mama (27.747) y vejiga (21.093).
«La situación actual en España es tal que uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres va a tener un cáncer de algún tipo a lo largo de su vida», según Martín, quien ha insistido en que eso no quiere decir que se vayan a morir del cáncer.
Las cifras de supervivencia de los pacientes con cáncer (una media de un 53 % a los cinco años) también han mejorado, aunque esta mejoría se debe, fundamentalmente, a los progresos obtenidos en algunos tumores como mama o colon, ya que en otros cánceres los porcentajes son mas bajos.
La mortalidad por cáncer en el año 2014 en España fue de 106.039 fallecimientos (65.019 varones y 41.020 mujeres), y los tumores responsables del mayor número de muertes fueron el de pulmón (21.220) y el colorrectal (15.449), seguidos a una gran distancia del de páncreas (6.278), mama (6.213) y próstata (5.855).
El cáncer, en algunos segmentos de edad, se ha convertido en la primera causa de muerte al retroceder la mortalidad por enfermedades cardiovasculares.
Pero los especialistas insisten en un dato de enorme trascendencia. Un tercio de los cánceres podrían evitarse: «Hay gente que piensa que el cáncer es un azar y es inevitable y al que le toca le toca, pero esto no es cierto porque cuando se reducen los factores de riesgo se reducen los cánceres asociados al mismo», según Martín.
La clave está en los hábitos de vida saludables, como hacer ejercicio de forma regular, reducir al mínimo el alcohol, no fumar y evitar la obesidad.
Menos cáncer supondría además, según el experto, menos problemas económicos, porque tratarlo «es muy caro a nivel de estancia hospitalaria» -el cáncer fue la tercera causa de ingresos en 2015 (en total fueron tres millones y medio) y las terapias son largas.
Los españoles tienen acceso a todos los tratamientos eficaces por ahora, según Martín, quien ha mostrado no obstante su temor de que esto «no se pueda mantener en el futuro» porque las terapias cada vez son «más costosas» y el Sistema Nacional de Salud necesita un cambio ya» para que sea menos rígido y burocratizado.
Haría falta, en su opinión, abrir un debate sobre los beneficios, «a veces exagerados» de los medicamentos para tratar el cáncer, en el que deberían participar la Administración, la industria farmacéutica, los pacientes y los oncólogos para llegar a un consenso y ver cómo se puede arreglar el problema.