Colombia le dice ‘no’ al acuerdo de paz con las FARC

(EL PAIS).- En un mundo de locuras sin fronteras, Colombia optaba este domingo por un salto al vacío o ser ejemplo para el planeta. Ganó la primera opción.

Con el 98,8% de los votos escrutados, el 50,2% de los colombianos votó ‘no’ a refrendar los acuerdos de paz entre el Gobierno de las FARC por el 49,7% que optó por el sí. Colombia se mete en un callejón sin salida y entra en un limbo político plagado de incertidumbre.

La abstención, de más del 60%, fue tan determinante como la mala imagen que la sociedad colombiana sigue teniendo las FARC. Nadie sabe con exactitud qué va a ocurrir a partir de ahora, pero el conflicto armado que ha atravesado a Colombia durante más de 50 años, continuará. La votación puso de manifiesto la enorme polarización que existe en Colombia.

El expresidente Álvaro Uribe, máximo abanderado del no, el mismo que consiguió unir a casi todo el país en torno a la política de Seguridad Democrática que debilitó las FARC, volvió a recurrir al juego de palabras con el que ha conseguido profundizar en la división de la sociedad: “La paz es ilusionante, los textos de La Habana son decepcionantes”, aseguró tras votar.

Durante el mes de campaña del plebiscito, Uribe ha tratado de hacer calar la idea de que si se rechazaban los acuerdos, estos se podrían renegociar, algo contra lo que han sido tajantes el Gobierno y las FARC.

La posibilidad de participar en política de los líderes guerrilleros y el hecho de que ninguno pagará cárcel siempre y cuando reconozca sus crímenes, ha sido la piedra angular de su campaña, a sabiendas de que la mayoría de los colombianos, incluso entre los votantes del sí, no lo ven con buenos ojos. MÁS INFORMACIÓN Especial | El camino a la paz en Colombia Lo mejor y lo peor de la humanidad.

Los desplazados de Colombia que ya perdonaron Uribe sabe que el rechazo a las FARC trasciende a su persona y ha sabido sacar partido de ello. La guerrilla sigue siendo muy impopular entre los colombianos. En el último año han tratado de abrirse al mundo y mostrar una modernización de su discurso, pero la desconfianza después de 52 años de guerra sigue siendo la nota predominante.

Ni siquiera los actos de perdón de las últimas semanas han servido de acicate. Tampoco que la tarde previa a la votación anunciasen que harían un inventario de sus bienes, algo a lo que se habían negado hasta ahora porque decían que carecían de ellos.

La destrucción, verificada por la ONU, de más de 600 kilos de explosivos el día anterior al plebiscito, tampoco supuso un vuelco a la hora de salir a votar en una lluviosa jornada. Son, obvio, mensajes trascendentales, necesarios para construir un futuro en paz, pero llegan tarde y resultan en muchos casos oportunistas. El resultado de la votación supone también un mazazo para la clase política colombiana. Al crónico clientelismo y la rampante corrupción se le une una falta de liderazgo abismal. Solo el 37%% de la población salió a votar.

Ningún político, salvo Uribe, ha sabido movilizar a la población. El día después de la votación estará más cerca de durar 24 años que 24 horas. El acuerdo entre el Gobierno y las FARC no solucionaba los males de Colombia.

Apenas abría una senda para transitar hacia un periodo de modernización, para afrontar y resolver los problemas que datan incluso de antes de 1964, cuando las FARC se alzaron en armas. La negociación había sido el triunfo de un bien escaso en todo el mundo: la voluntad política. Los representantes de quienes durante más de cinco décadas se dieron plomo lograron en cuatro años, muy intensos pero solo cuatro al fin y al cabo, redactar un documento de casi 300 páginas que pone fin al conflicto.

Lo hicieron dialogando, cediendo, tratando de buscar una salida digna para todo el país. No fue sufiiciente. Después de 52 años, ocho millones de víctimas, más de 260.000 muertos, decenas de miles de desaparecidos, rechazaron el primer acuerdo de paz. Colombia se sume en la incertidumbre.

Francisco celebra primera misa del año con un llamado a vencer la indiferencia 

(CNN Español) – Como es costumbre el papa Francisco celebró la primera misa del año en la Basílica de San Pedro del Vaticano y nuevamente criticó la injusticia y la violencia que se vive actualmente en el mundo.
Francisco aseguró que allá «donde no puede llegar la razón de los filósofos ni los acuerdos de la política, llega la fuerza de la fe» que, en su opinión, «siempre es capaz de abrir nuevos caminos a la razón y a los acuerdos».

Su mensaje marca la celebración de la Jornada Mundial de la Paz que lleva por tema «vence la indiferencia y conquista la paz».

Francisco deploró las diferentes «formas de injusticia y de violencia que golpean cada día a la humanidad». El sumo pontífice exhortó a los fieles católicos a obrar en favor de «la construcción de un mundo en el que todas las personas puedan vivir en paz, y en armonía».

Un mensaje en la esfera política

Francisco envió a las cancillerías del mundo entero un mensaje que marca la línea diplomática de la Santa Sede para este año. Hace un llamado a la humanidad a «vencer la indiferencia» frente a los dramas que sacuden el mundo actual: las guerras, y la violencia.

“Todos estamos llamados a sumergirnos en este océano, a dejarnos regenerar para vencer la indiferencia que impide la solidaridad y salir de la falsa neutralidad que obstaculiza el compartir”.

El sumo pontífice también invita a los líderes del mundo a reconocer la sacralidad de la vida y «abolir la pena de muerte en donde todavía está en vigor».

Una vez más Francisco evoca las desigualdades y la exclusión social. Para el papa, las injusticias que afectan la dignidad del ser humano «crean condiciones que amenazan la paz social». Y por esta razón, interpela a los líderes del mundo para «abolir o gestionar de manera sostenible la deuda internacional de los estados más pobres».

La Jornada Mundial de la Paz fue instituida en 1968 por el fallecido papa Pablo VI.

Gobierno de Colombia y Farc firman histórico acuerdo sobre punto de víctimas

(CNN Español) – El gobierno de Colombia y las Farc firmaron este martes en La Habana un acuerdo sobre el punto quinto de la agenda, el de víctimas, en el marco de los diálogos de paz que se adelantan desde hace tres años en Cuba. Este punto en el acuerdo para la terminación del conflicto en Colombia era uno de los más complejos y sensibles del proceso.

«La paz es posible, llegó la hora de creer», dijo Humberto De la Calle, jefe del equipo negociador del gobierno colombiano. «No es exageración decir que la firma del punto de víctimas es un buen punto para pronosticar el posible final del conflicto en Colombia».

«No se pondrá en marcha un esquema de persecución ni venganza, no habrá cacería de brujas ni espacio para la impunidad», afirmó De la Calle. «Por primera vez en el mundo, de común acuerdo, se crea una jurisdicción que se basa en el reconocimiento de responsabilidades», añadió.

De la Calle afirmó que las Farc aceptan reparar a las víctimas buscando y entregando los restos de sus familiares y reconstruyendo la infraestructura afectada por sus ataques.

Según anunciaron los garantes internacionales, el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición consta de cinco puntos.

1. Se creará una Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición

2. Se creará una Unidad especial para la búsqueda de personas que hayan sido dadas por desaparecidas en el contexto del conflicto armado

3. Con la firma de este punto las partes acuerdan crear una Jurisdicción Especial para la Paz

4. Habrá medidas de reparación integral para la construcción de paz

5. Se darán garantías de no repetición.

Al acto asistieron una delegación de diez víctimas en representación de los afectados por el conflicto.

Este histórico acuerdo sobre las víctimas representa un impulso decisivo para lograr que la paz regrese a Colombia. Abarca temas como la reparación a las víctimas, el reconocimiento, y garantías de seguridad, entre otros.

Se trata del cuarto acuerdo logrado por el Ejecutivo colombiano y la guerrilla desde el inicio del actual proceso de paz hace más de tres años.

Por su parte, el jefe del equipo negociador de las Farc, Iván Márquez, reiteró la importancia de recuperar el tejido social. «Sin verdad no hay reconciliación posible, la verdad debe marcar el camino para reconstruir la sociedad colombiana», afirmó.

Además, dijo que este se trataba del primer acuerdo que se hace sin una amnistía general.

«Las víctimas desempeñarán un papel crucial en la buena marcha del sistema creado», añadió el líder guerrillero. «Es importante garantizar la recuperación de las tierras de los campesinos que vivieron la usurpación de ellas».