Santa Elena.- (@srradioEc).- “La lucha contra el hambre es un objetivo por el desarrollo y es un objetivo por la paz”, señaló la vicepresidenta de la República, María Alejandra Muñoz, durante su Despacho Itinerante en la provincia de Santa Elena, los días 15 y 16 de octubre.
América Latina y El Caribe es la región que concentra, aproximadamente, el 25% de los casos de Covid-19 en el mundo, en la cual, a más de los 205 millones de personas en riesgo de inseguridad alimentaria, aumentará 28.5 millones a la extrema pobreza.
Esto implica un desafío muy importante para el Ecuador, debido a que en el país se registra una tasa de desnutrición crónica infantil (DCI) del 23%, la segunda tasa más alta de la región y que, como consecuencia de la pandemia, se incrementaría especialmente en niños menores de 2 años, debido a que la ciudadanía no ha acudido a las atenciones relacionadas con cuidados prenatales y de crecimiento de los niños.
Santa Elena y La Libertad en la Costa; Arajuno y Taisha en la Amazonía; Guaranda y Guamote en la Sierra, son los seis cantones con más altos índices de desnutrición crónica infantil en el país, superando el promedio nacional de 23% y llegando hasta el 37%. Estos cantones agrupan a 127 mil familias y 34 mil niños menores de 5 años.
La desnutrición crónica infantil es el retardo de la talla para la edad o retraso del crecimiento y es asociada, directamente, a condiciones deficientes en la madre, tales como socioeconómicas, nutricionales y de salud. También, se puede atribuir a la recurrencia de enfermedades, a la alimentación inadecuada o a los cuidados inapropiados para el lactante y el niño pequeño, impidiendo su desarrollo físico y cognitivo, con lo cual se le priva de su derecho de crecer, desarrollarse y prosperar.
¿Qué significa en términos prácticos? Condenarlos a una vida de pobreza y exclusión desde antes de cumplir los 5 años:
Reduce el desarrollo de los niños, daña comunidades y países enteros.
Los niños que padecen retraso en el crecimiento, tienen hasta un 40% menos de volumen cerebral, una vez que han cumplido sus primeros 1.000 días de vida.
Conllevan problemas de inserción social y un incremento o profundización del flagelo de la pobreza e indigencia en la población, reproduciendo el círculo vicioso al aumentar con ello la vulnerabilidad a la desnutrición.
La desnutrición infantil es un claro ejemplo de la trampa de la pobreza. La trampa de pobreza es un mecanismo automantenido que provoca que la pobreza persista.
Por tal motivo, la Vicepresidencia de la República inició su Despacho Itinerante en estos seis cantones con un cronograma específico, con los siguientes objetivos:
- Implementar un Centro de Gestión de Alto Nivel que integre la oferta de paquetes para atender la DCI con la demanda calculada por madre y por niño, para garantizar la prestación adecuada y efectiva de los servicios. Este Centro de Gestión del Alto Nivel lo lidera la Vicepresidencia conjuntamente con la Secretaría Técnica del Plan Toda una Vida.
- Liderar el seguimiento de las mesas técnicas intersectoriales que vienen trabajando al respecto y que están integradas por Gobierno Nacional, GADs, cooperación internacional y sociedad civil, pero que atenderán las priorizaciones que el Centro de Gestión de Alto Nivel plantee.
- El seguimiento y medición mensual a nivel nominal de los indicadores, esto es, niño por niño menor de 5 años y madre por madre. En 24 semanas se hará una evaluación de impacto para conocer el grado de eficiencia y reducción del índice de DCI en la intervención estos seis cantones.
Por otro lado, se trabaja en la generación de una política pública que plantee:
- Asignación de presupuesto por resultados según la reducción del índice de desnutrición crónica infantil, para lo cual el Ministerio de Economía y Finanzas, la Secretaría Técnica del Plan Toda una Vida y el Banco Mundial se encuentran trabajando.
- Cambio de conductas empoderando a las familias.
- Institucionalización de políticas exitosas como estandarización estadística y periodicidad para medición.