Loja.- En una emotiva ceremonia la mañana de hoy fue ordenado Arzobispo Mons. Simón Bolívar Sánchez Carrión, oriundo del Cantón Olmedo y que por varios años prestó sus servicios para la Santa Sede, desde donde recibió la designación de Nuncio Apostólico de Honduras, convirtiéndose así en el primer ecuatoriano en recibir una de las grandes designaciones de la Iglesia Católica.
La Solemne Eucaristía fue presidida por Mons. Luciano Russo, Secretario para Representaciones Pontificias de la Santa Sede, acompañado de su Eminencia Luis Gerardo Cabrera, Cardenal del Ecuador; Mons. Andrés Carrascosa, Nuncio Apostólico del Ecuador; Mons. José Vicente Nácher, Arzobispo de Honduras; Mons. Walter Heras, Obispo de Loja y varios obispos del país, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas, autoridades civiles, familiares y fieles que se dieron cita en la Catedral de Loja.
Durante la Eucaristía se realizaron diferentes Ritos, propios de una Ordenación Episcopal, luego de la lectura del Santo Evangelio, se realizó el canto Veni Creator, invocando al Espíritu Santo.
Mons. Andrés Carrascosa dio lectura a la Bula Apostólica redactada por el Papa Francisco, seguidamente se tomó la promesa voluntaria de obediencia y servicio a Dios sus representantes, posteriormente el elegido se postró sobre el suelo como una forma de oración, humildad y encomienda a Dios, mientras los sacerdotes oraban de rodillas y entonaban las letanías pidiendo la intercesión a todos los Santos; después todos los Obispos impusieron sus manos sobre él compartiendo su oración al nuevo Arzobispo, después se le entregaron las insignias que usará en su misión como: la mitra, el báculo, el anillo y la cruz pectoral.
El aplauso y la alegría de todo el pueblo no se hizo esperar, Mons. Simón Bolívar Sánchez Carrión, finalmente se convirtió en Arzobispo.
La ceremonia finalizó con en agradecimiento de Mons. Simón Bolívar a todas las personas que lo han acompañado durante su ministerio y a las personas que se dieron cita en este importante día, pidiéndoles la oración constante para él y toda la Santa Iglesia.
Discurso completo del Nuncio Apostólico de Honduras, Mons. Simón Bolívar Sánchez Carrión
Primeramente, mi gratitud se dirige a Dios, que es amor y comunión, que en su infinita Providencia me ha creado y que regenerado por el bautismo en Cristo, me ha regalado una nueva vida y la hermosa vocación a seguirle más de cerca acompañado del amor maternal de la Santísima Virgen María. que la he conocido desde niño como la Reina del Cisne.
seguidamente quiero agradecer a mis padres, a mis siete hermanos aquí presentes, por su amorosa y discreta compañía en mi vida y por su testimonio de fe y de coherencia cristiana; gratitud también va a la demás, familia presente y aquella que me sigue desde lejos. Es en este núcleo familiar donde he fraguado mi vocación cristiana y en donde he aprendido a ser persona de bien.
Me emocionará recordar en el futuro, que en este día, usted querido papá acercó el báculo pastoral, para que me fuera a entregado. En el bastón se apoya el anciano para caminar cuando las fuerzas van disminuyendo, n él se afianza para descansar y observar cuánto falta de camino para llegar a la meta, pero también el bastón es el distintivo del pastor de aquel que guía y tiene autoridad, Gracias por ser el conductor sapiente y prudente en el seno a nuestra familia.
Así también querida mamá, tú avecina el anillo, que conoces tú más que yo lo que significa en efecto simboliza la fidelidad que ha resplandecido en tu matrimonio y que hoy me la enseñas y en cierto sentido me la entregas en mi desposorio con la Santa Iglesia.
En fin gracias a ti queridos, Anthony y Sofía Y en ustedes a todos mis sobrinos y sobrinas que al haber traído la mitra sin saberlo me muestran la inocencia de una vida plena, o sea la santidad que no es adorno sino vivencia concreta de la vida cotidiana y así, pues el cuadro de la ordenación episcopal de este pastor ha quedado más hermoso.
Ahora me quiero detener para reconocer la presencia entre nosotros de su excelencia monseñor Luciano ruso secretario de la tercera sección de la Secretaría de Estado encargado del personal diplomático de la Santa Sede, que como él mismo nos lo decía ha sido designado por la Secretaría del Santo Padre para que realice mi ordenación episcopal.
Ante todo gracias infinitas al Santo Padre Francisco por querer que un hijo de esta Diocesis reciba la gracia del Episcopado y sea su representante, a usted monseñor Ruso quiero agradecerle inmensamente por su rápida y gustosa aceptación para viajar hasta los confines del Ecuador, para estar con nosotros y para mediante la imposición de sus manos agregarme al Colegio Episcopal e incluirme en la cadena ininterrumpida de los sucesores de los Apóstoles.
Querido monseñor Luciano nos ha traído una gracia que yo humildemente la he recibido y no puedo, sino que estar muy agradecido y feliz junto a este pueblo de Loja, queremos pedirle un gran favor que lleve con usted el saludo afectuoso de esta diócesis de la Inmaculada Concepción al Santo Padre Francisco, que le diga que aquí en Loja le profesamos filial devoción lo queremos y que rezamos por él.
Recordando el camino recorrido de servicio a la Santa Sede, quisiera agradecer particularmente a todos los superiores de la Secretaría de Estado y a los núcleos apostólicos con los que he colaborado en varios países, de todo se ha aprendido su amor a la Iglesia, su entrega generosa, la misión y su profesionalidad, gracias a monseñor Andrés Carrascosa por su cercanía de hermano, sobre todo en estos días de ajetreo y que hoy ha querido acompañarme, gracias al Secretario Jasek parte de la Nunciatura en Ecuador, gracias por acompañarme en esta mañana.
Seguidamente quiero ser grato con mi Diócesis de Loja, que es donde he nacido como sacerdote y aquí quisiera compartirles algo.
Hace algún tiempo en una conversación con su excelencia monseñor Walter a un cierto punto él me dice “entonces cuando seas nombrado busque la forma que su ordenación se realice aquí, en su Diócesis aquí lo conocen y usted es de aquí”, sin saberlo en ese momento ciertamente se trataba de la gracia que recibiría en este día, por eso hoy quiero agradecerle a usted querido monseñor Walter, ordinario de esta tierra Mariana por ser uno de los de mis coordinantes y por su apertura, por su cercanía de padre, pastor y amigo junto a usted también quiero recordar y agradecer a tres de sus predecesores comenzando por monseñor Hugolino Cerasulo Stacey, que fue quien me ordenó de sacerdote y me destinó generosamente a la Santa Sede, A su excelencia monseñor Julio Parrilla Díaz y su excelencia monseñor Alfredo José Espinoza Mateos Arzobispo de Quito y primado del Ecuador, qué generosamente ha querido venir a acompañarme.
Cómo no reconocer también la presencia del señor Cardenal Luis Gerardo Cabrera arzobispo de Guayaquil y presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, gracias por aceptar ser co consagrante en esta ordenación estamos muy contentos que esté con nosotros en este día Loja se siente honrada de la visita de un estrecho colaborador del Papa Francisco.
También va a mi gratitud sincera a todos los hermanos arzobispos y obispos que han venido desde otras jurisdicciones del Ecuador para vivir de una de forma concreta el camino de la tradición sinodal y de la colegialidad episcopal, a esta celebración ha querido agregarse el arzobispo de Tegucigalpa y presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras su excelencia monseñor. José Vicente Nacher, su presencia representa a la iglesia que dentro de unos pocos días me acogerá como representante del Papa Francisco, gracias por hacer más sólidos los vínculos de unidad y comunión con el sucesor del apóstol Pedro y también entre nosotros y por compartir con esta iglesia de Loja y del Ecuador el don del ministerio episcopal.
Amados hermanos y hermanas a todos estos pastores sucesores de los apóstoles les pido que les demos un fuerte aplauso de gratitud, porque cada día ellos desgastan sus vidas, en bien del rebaño que tienen encomendado. También quiero ser grato con mis hermanos y amigos sacerdotes, aquí presentes y ausentes y todos los que desde el cielo nos acompañan. Con ustedes he compartido mi ministerio y en la oración de ustedes me ha apoyado siempre, con muchos de ustedes, he rezado y he fraternizado y también me he reído mucho, porque la fraternidad es antídoto del egoísmo, de ustedes. He aprendido que vale la pena ser cura. Gracias, muchas gracias.
Quiero incluir aquí también mi agradecimiento, a todos los sacerdotes de otras diócesis del Ecuador y de otros países, con los amigos se camina más y mejor, pero con la compañía de los presbíteros se disfruta, además de los dones que el Señor nos ha regalado. Gracias por su calidad humana y por el esfuerzo de venir hasta aquí a celebrar conmigo.
Asimismo, subrayo la presencia entre nosotros de la vida consagrada, religiosas y religiosos en general y en particular de mi familia y de mi querido Olmedo que han dejado sus quehaceres apostólicos para venir a participar de mi ordenación.
Queridos, amigas y amigos ustedes son signos y testimonio tangible del reino de Cristo hoy doy gracias a Dios por su vocación, por su generosa entrega la misión y al apostolado y porque han sabido incluirme generosamente en sus vidas con la oración y la fraterna compañía.
Mi profundo agradecimiento la dirijo también a las dignidades civiles, diplomáticas, militares y de policía que en esta mañana nos honran con su presencia, gracias por estar aquí, para refrescar el espíritu y para pedir a luz para pedir luz a Dios para nuestras delicadas tareas.
Es hermoso vernos Unidos en la promoción del bien común y el fomento del cuidado de la persona humana, es gratificante trabajar incansablemente por los demás, especialmente por los más necesitados y vulnerables de la sociedad que en realidad son los predilectos de Jesús.
Soy grato por la presencia de la Señora abogada Alexandra Jara gobernadora de la provincia y representante del señor Presidente de la República, quedo agradecido también por la compañía del señor alcalde de Olmedo, gracias al excelentísimo, señor Edmundo Uribe embajador del Ecuador ante la Santa Sede y a la ex embajadora señora Alicia Crespo de Terán y esposo, al ex embajador del Ecuador ante Uruguay Roberto Illinwort y su esposa que han venido respectivamente de Roma y Guayaquil para acompañarme.
Agradezco también la presencia de la señorita Cristina Espailavo cónsul del Ecuador en Serbia que además tiene raíces lonas.
La presencia entre nosotros de la estimada profesora Hilda Moncada, representa la larga cadena de maestros que han contribuido a mi formación intelectual en usted, señora Hilda quiero ser muy grato a todos mis profesores de primaria de colegio y de universidad en Olmedo Loja España y Roma gracias por formar mi mente y mi corazón, para servir mejor a la sociedad y a la Iglesia.
No puedo terminar sin recordar a mis parientes y amigos aquí presentes, muchos de ellos venidos desde lejos, quiero reconocer gratamente la presencia de mis compañeros del entonces Instituto ciudad de Loja y algunos estudiantes de Olmedo, gracias de corazón, por su fe y por su cercanía.
Un vivo agradecimiento al párroco de la Catedral, que ha preparado de la mejor manera el espacio sagrado para celebrar este rito, también agradezco al personal de la Curia de Loja, al departamento de liturgia, a los seminaristas y al coro que han organizado esta ordenación, incluyo aquí también a todas las personas que, sin darse a conocer, han contribuido para que todos nos encontremos con Dios y con nuestros hermanos en esta celebración.
Gracias en fin al santo pueblo de Dios aquí reunido y aquellos que nos han seguido por las diversas plataformas digitales, que el buen pastor le recompense por su generosidad para conmigo, recen por mí para que sea un pastor alegre, humilde y cercano al pueblo; ya que he tenido la gracia de ser ordenado en este Jubilar, recen también por mí para que sea un misionero de la esperanza, por donde la Providencia quiera llevarme, muchas gracias por su atención.
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