Por: Emily Sanmartín Valdivieso
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Recientemente António Guterres, secretario de las Naciones Unidas, ha presentado la iniciativa “ONU 80” con motivo del aniversario de dicha organización, esta ambiciosa propuesta involucra aspectos que buscarían una modernización a la institución, y es justamente este hecho el que ha avivado el tan sonado debate entre los internacionalistas sobre la necesidad de una reforma dentro de la ONU.
Las Naciones Unidas es un organismo creado en 1945, a partir de la Segunda Guerra Mundial, cuyo objetivo principal es la manutención de la paz a nivel internacional, es así como las Naciones Unidas empieza a volverse un referente a nivel mundial dentro de las distintas cuestiones y problemáticas mundiales que van desde temas sociales o económicos hasta las principales preocupaciones de la geopolítica.
En la actualidad, la ONU cuenta con 193 países miembros, y seis organismos principales la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social, el Consejo de Administración Fiduciaria, la Corte Internacional de Justicia y la Secretaría de la ONU.
La Reforma como una necesidad inminente.
Las principales criticas a las cuales se enfrenta actualmente la ONU se basan en que esta es una institución perfectamente creada para el período posguerra, pero lastimosamente se ha quedado estancada en el tiempo funcionando para un mundo que ya no existe; pues recientemente el mundo moderno ha sido testigo de un gran auge tecnológico, así mismo las dinámicas globales han cambiado con la aparición de nuevos actores dentro del escenario internacional, el desarrollo de la inteligencia artificial ahora juega un papel muy importante dentro de la geopolítica y los desafíos a los que se enfrentan los estados tienen causales transfronterizas.
Con los inicios de la nueva década, cada vez se ha evidenciado más la falta de eficiencia de la ONU; empezando por el fallido intento de contener el Covid-19, el cual llevó al mundo hacia una recesión económica, su incapacidad de mediación dentro de conflictos como el de Rusia-Ucrania o las disputas por el mar de la China Meridional y la deficiente respuesta ante el conflicto Palestino-Israelí, son solamente una prueba de los recientes fracasos de las Naciones Unidad al momento de solucionar conflictos y mitigar sus causales; estos eventos han llevado a que las Naciones Unidas sean constantemente comparadas con su antecesora, la Sociedad de las Naciones, la cual se desintegró tras el fracaso para evitar el estallido de la Segunda Guerra Mundial; por ende, siguiendo las enseñanzas históricas, una reforma hacia las Naciones Unidas no solamente sería una cuestión de modernización sino más bien una cuestión de supervivencia.
Una reforma eficiente empieza por Consejo de Seguridad.
Consejo de Seguridad es el encargado del mantenimiento de la paz y la cooperación internacional; es uno de los organismos vinculantes de la ONU, cuya estructura es un tema de constante análisis, pues está compuesto por 15 estados miembros, de los cuales cinco (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y Rusia) fungen como miembros permanentes y diez como miembros no permanentes.
Actualmente el Consejo de Seguridad no refleja el nuevo orden mundial con sus nuevos actores, por ende se podría decir que no se consideran las nuevas dinámicas globales y eso resultaría en un desconocimiento de los posibles factores determinantes de los acontecimientos sociales y políticos.
La falta de representación geográfica, el constante abuso del derecho al veto por parte de los miembros permanentes, se han convertido en los principales obstáculos para garantizar su eficiencia; ante esto, varios miembros de la comunidad internacional han reaccionado exigiendo una reforma hacia este organismo, pues la representación diplomática de Panamá se ha referido a la estructura actual de este ente como una ‘’distorsión a la gobernanza global’’ debido a la escaza diversidad geográfica dentro del organismo, así mismo varios representantes del continente asiático han presentado iniciativas que buscarían ampliar el número de miembros y promover la participación de los países africanos para así conseguir la tan anhelada representatividad.
Si bien, la manera en la que los cinco miembros permanentes han hecho uso del derecho al veto siempre ha formado parte del debate con respecto a la eficiencia de este organismo, y es justamente con los últimos acontecimientos globales donde se refleja la división existente entre los bloques y como esta responde a los intereses de cada nación pasando por encima de los principios que rigen a las Naciones Unidas. Lógicamente, nos enfrentamos a una realidad bastante notoria en la que ningún miembro permanente estará dispuesto a perder su derecho al veto, por lo que su eliminación no sería la propuesta más adecuada, sin embargo sería necesario analizar la iniciativa presentada por Liechtenstein la cual busca que cualquier veto realizado por los miembros permanentes, sea debatido ante Asamblea General.
Los retos de la ONU en el siglo XXI:
El planteamiento de la reforma estructural a las Naciones Unidas viene ligada específicamente a la necesidad de que esta sea una organización capaz de enfrentar los desafíos que le deparan a la humanidad en la nueva era.
La ONU actualmente se enfrenta a un mundo donde el multilateralismo está sumido en una crisis a causa del creciente nacionalismo y la polarización política existente entre los estados; el cambio climático se ha convertido en el principal obstáculo para la consolidación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible como lo son el fin de la pobreza o la seguridad alimentaria; así mismo, la reciente escalada de conflictos armados ha agravado la crisis humanitaria; las migraciones masivas han contribuido a ahondar la crisis e inestabilidad de los estados en cuanto a los aspectos demográficos.
Por otro lado, es necesario abordar los desafíos que nos ha traído el auge tecnológico en los aspectos de seguridad, pues el monopolio de la Inteligencia Artificial en la geopolítica o el desarrollo de armas de destruccion masiva son parte de los principales puntos de debate entre los estudiosos, así mismo la lucha contra el crimen organizado y las nuevas redes de esclavitud moderna han puesto al descubierto las deficiencias estructurales de los estados
Conclusión:
La idea de una reforma hacia el sistema de las Naciones Unidas cada día se convierte en una necesidad; cuestiones como la pandemia de 2020, la escalada en los conflictos de Europa Oriental y otros sectores de Medio Oriente, han dejado al descubierto las falencias estructurales que tiene la ONU actual.
Es evidente que para lograr un cambio se necesita de la voluntad política de los estados miembros; sin embargo la falta de modernización pone en riesgo su status y estabilidad institucional




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