La verdad sobre el Estado Islámico

(Por. Infonews).- Oriente Medio se ve frecuentemente azotada por enfrentamientos y conflictos armados que ya llevan un largo listado de víctimas en su historial. Sin ir más lejos, este año tuvo lugar un nuevo choque militar entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza tras el secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes.

Históricamente, el enfrenamiento había estado enmarcado entre las corrientes nacionalistas árabes y el Estado israelí, creado en 1948. Después de las derrotas militares sufridas por los gobiernos de Nasser y Al Assad (padre) en la década del 60 y el 70, el nacionalismo sufrió un fuerte retroceso que dio lugar al ascenso de organizaciones de cuño islamista (Hamas, Hezbollah, Al Qaeda). Por supuesto, entre estas organizaciones existen diferencias de las más vastas (Hamas es suní mientras que Hezbollah es chií, por ejemplo) pero mantienen como denominador común un planteo religioso por sobre un planteamiento político. De ahí que resulta usual que se ubique en ese campo al Estado Islámico, una organización surgida en 2003 para enfrentar la invasión norteamericana a Irak.

EI surgió como una agrupación yijadista suní vinculada a Al Qaeda y prosiguió como una organización armada en Irak, donde sufrió distintos reveses hasta que se recicló con el conflicto armado en Siria. Allí, se refundó como el Estado Islámico y del Levante (EIL). Bajo sus nuevas siglas, la organización adquirió su carácter actual: tras una severa interpretación del Islam, se plantearon el objetivo de instaurar un Califato en Oriente Medio con métodos sanguinarios y brutales. Su fama mundial llegó justamente con la difusión de los vídeos donde decapitaban a periodistas norteamericanos y británicos.

El avance militar del EI se valió del alto grado de descomposición del Ejército iraquí, lo que les permitió irse haciendo de armas y recursos para conseguir fondos. No son pocos los que vieron una actitud pasiva por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, cuya reacción (y la solución aparejada) parecen haber llegado demasiado tarde.

A la misma vez, la población se vio sumida por el miedo y muchos han huido de sus casas. La brutalidad del EI es sólo comparable a las bandas fascistas del hitlerismo. Otros pobladores, armas en mano, encabezan una resistencia popular contra el avance del fascismo islamista. Es lo que ocurre en la ciudad del norte de Siria, Kobane, de mayoría kurda. Allí, los grupos de autodefensa locales llevan adelante una encarnizada resistencia contra las hordas del EI que ya se ha ganado la simpatía de una parte de la opinión pública mundial.

El gobierno turco, encerrado en la lógica de opresión nacional del pueblo kurdo, bombardea a los propios activistas que enfrentan a la organización terrorista. La comunidad internacional deberá demostrar si se encuentra a la altura de las circunstancias para evitar una masacre de dimensiones inimaginables.