¿Ocultan los zoos la realidad a sus visitantes?

sr.zoologico(Fuente: National Geographic).- Según eldirector científico del zoo de Copenhague, Bengt Holst, muchos zoológicos, especialmenteen Estados Unidos, presentan un mundo de cuento de hadas que disfraza la realidadante los visitantes.

«Nodeberíamos contar cuentos de Disney como si los animales nunca murieran», dijoen 2014 durante el Euroscience Open Forum. «Tenemos que contar la historiareal: la muerte es una consecuencia natural de la vida. Si no lo hacemos, noestamos cumpliendo con nuestro trabajo, estaríamos viviendo en un mundo defantasía».

Los zoológicoseuropeos llevan aproximadamente 30 años sacrificando animales en cautividadpara crear una población sana y genéticamente diversa de especies que, amenudo, están en peligro de extinción. A veces son sacrificados para dejarespacio a otros animales o para evitar el cruce entre ejemplares de la mismafamilia.

Además,suelen criar más animales de los que necesitan, pues no pueden predecir cuántashembras quedarán embarazadas ni si tendrán crías sanas.

SegúnHolst, el hecho de que los sacrificios sean necesarios es una señal positiva,pues pone de manifiesto que los zoológicos tienen un excedente de animales.

Según lasnormas de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios, se permite una «muerterápida y sin sufrimiento» cuando un programa de cría en cautividad producedemasiados ejemplares.

ParaHolst, la práctica de los zoológicos puede compararse con lo que ocurre enestado salvaje, donde, por ejemplo, solo uno de cada cuatro crías de leónafricano llega a la edad adulta, pues muchos son devorados por otros leones.

Los zoos«tienen miedo de la realidad», insiste. «Algunos centros estadounidenses no seatreven a mostrar que los animales se comen los cadáveres de otros, porejemplo. Es una locura, porque eso es la vida real».

Para DaliaConde, bióloga de la Universidad del Sur de Dinamarca, muchos zoos quierenevitar momentos incómodos a los visitantes, lo que resulta contraproducente ala hora de salvar especies poco comunes.

Algunoscentros de Estados Unidos, por ejemplo, evitan poner bonobos, de la familia delos chimpancés, a la vista del público debido a su frecuente actividad sexual,mientras que los zoos europeos no tienen este tipo de normas.

Otrosexpertos, en cambio, como Marc Bekoff, de la Universidad de Colorado, afirmanque en la mayoría de los casos matar animales en los zoos es éticamenteincorrecto.

«Ningunade las muertes del zoo de Copenhague fueron eutanasias, es decir, sacrificiospor compasión cuando un animal está sufriendo», escribió en el mes de marzo.Más bien, proseguía, los mataron porque ya no los necesitaban por unas razonesu otras y son considerados objetos desechables en lugar de seres vivos.

En febrerohubo una movilización para impedir que el zoo de Copenhague acabara con la vidade la jirafa Marius o se retrasara al menos su sacrificio mientras se buscabaotro lugar para el animal (parques de Reino Unido, Suecia y Holanda seofrecieron a acogerle).

Sinembargo, Holst declara que la decisión de no reubicar a la jirafa se basó en elcompromiso de su centro de «responsabilizarse de principio a fin de susanimales. No los enviamos a lugares desconocidos que no trabajan de la mismaforma que nosotros».

Sin duda, lamuerte de animales en zoológicos por parte de sus responsables sigue siendo unasunto controvertido que provoca fuertes protestas por parte de losconservacionistas y sobre el que parecen dibujarse con cada vez más nitidez dosbandos separados.