Baños.- Los Obispos de Ecuador, reunidos este 15 de noviembre de 2024, en la ciudad de Baños, enviaron un mensaje a los ecuatorianos, ante la situación que atraviesa el país. “Nuestro país, atraviesa una de sus mayores crisis sociales, políticas y económicas, que nos impacta a todos y que provoca que la vida diaria se altere y que el curso normal de la sociedad se vea afectado”. Dice el comunicado. “Las violencias que sufrimos siguen allí sin que veamos una salida. La crisis energética descontrolada engendra más pobreza al aumentar el desempleo; la agresión constante la creación afecta al clima actual con catastróficas consecuencias”, resalta el mensaje.
No ceder a la tentación del fatalismo
El mensaje da un aliento a los ecuatorianos “Frente a esta situación, sin embargo, no podemos ceder a la tentación del fatalismo o la desesperanza. A la luz de la Palabra de Dios, la fe nos invita a ver siempre más allá y a pensar que lo imposible es siempre posible”. “La fe nos da el consuelo y la certeza de que no estamos solos. La fe enciende una luz de esperanza en medio de la oscuridad de la violencia. La fe nos da la fuerza para superar el sufrimiento, para hacer frente a las adversidades y tener la convicción que Dios no abandona a sus hijos”.
Seguir trabajando
Los obispos invocan a los ecuatorianos a que “No dejemos de trabajar por un Ecuador mejor. Que la opacidad de futuro no nos robe la esperanza. Que la oscuridad de algunos proyectos políticos no nos haga olvidar que la luz de Cristo habita en el corazón de todo hombre y mujer que se esfuerza por un mundo mejor”.
Confiar en la democracia
“La democracia, aunque imperfecta, sigue siendo la mejor alternativa a nuestra búsqueda de justicia, de paz, de equidad”. “La democracia en efecto, busca garantizar el respeto al que piensa diferente, la apertura al diálogo con otros, la defensa de la institucionalidad, la alternabilidad en la conducción del estado, la igualdad de condiciones para la participación en los procesos electorales y, sobre todo, la humildad para reconocer que nadie lo sabe todo y que nos necesitamos los unos a los otros. Ningún adversario político debe ser considerado enemigo”.
Sobre el proceso electoral
“En medio del proceso electoral ya en marcha, es tiempo, mucho más que en otras ocasiones, de que la clase política presente programas viables, que muestren el rumbo que el país tomará en caso de llegar al poder, libre de toda vanidad y venganza, de todo olvido de cuidar de los más pobres. No más retórica, no más enfrentamientos, ni violencia verbal y jurídica. Es indispensable custodiar el orden constitucional y respetarlo absolutamente”.
Llamado a la unidad nacional
“No venceremos la violencia del narcotráfico, la delincuencia organizada, las redes de corrupción, si no somos capaces de buscar la unión y no la división; de cuidar de los más frágiles y vulnerables; de favorecer toda iniciativa que busque el desarrollo; de redistribuir la riqueza para todos”. “Para esto se necesita valentía, la valentía que viene de un corazón noble. Por lo mismo, es tarea de las autoridades, los empresarios y el conjunto de la sociedad, cuidar de los pobres de este país, que soportan el mayor peso de la crisis y que viven en este momento sin luz, sin paz, sin trabajo”.
Compromiso de la Iglesia
“Como Iglesia, reiteramos nuestro firme compromiso de seguir trabajando por crear espacios seguros en nuestras instituciones para los menores y personas vulnerables, de tal manera que sus derechos sean reconocidos, protegidos y respetados; como también nuestra total colaboración con las autoridades competentes para que los agresores sean investigados y juzgados de acuerdo con los procesos civiles y canónicos establecidos”.
La iglesia en la educación y salud
“Desde este hermoso lugar de nuestro país, reconocemos la inmensa capacidad de resiliencia que nos habita como ecuatorianos. Resiliencia a la que la Iglesia contribuye de manera decisiva en todos los campos del quehacer nacional, como son la educación y la salud en los medios populares, la defensa del medio ambiente, el acompañamiento humano y espiritual para sanar tantas heridas personales y sociales, la denuncia frente al abuso de poder y a la manipulación de la ley, el llamamiento permanente al diálogo de todos los actores sociales y políticos, como único camino para vencer la pobreza, la corrupción, la improvisación y la pérdida de sueños e ideales”. “Una vez más, en el campo específico de nuestra misión pastoral, reconociendo nuestros límites, confiando en la presencia de Dios, en medio de nuestro pueblo, reiteramos nuestro compromiso para estar cerca de todos y cada uno de ustedes siendo “Misioneros de Esperanza” y compartiendo la única riqueza que tenemos, a Jesucristo, el Señor”.