Los colectivos y la lucha social

Emily Sanmartín Valdivieso
emysanval@gmail.com

No es sorpresa para todos, que varios colectivos políticos se han apropiado de lo que se conoce como la “lucha por las causas sociales”, sin embargo, ahora nos estamos enfrentando a una constante desinformación y manipulación por parte de estos grupos que, en su mayoría, fundamentan sus ideales mediante un sesgo ideológico.

Este gran auge que han tenido los colectivos en las últimas décadas, no solo representa un gran peligro para el avance de la civilización, sino que también se han convertido en un peligro para el pensamiento y libre accionar del individuo. Las luchas que ejercen varios colectivos, ya no tienen como único fin lograr la tan anhelada “igualdad”, sino más bien lo que se busca es llenar una agenda política e ideológica. Se que todo lo que he mencionado, para muchos resultara ser un invento o una fantasía muy lejana a ocurrir.

Lo más preocupante, es el constante adoctrinamiento que se ha vivido durante los últimos años, cada vez es más frecuente ver como estos movimientos utilizan a las mentes más débiles y moldeables (niños), ¿Por qué?, por el simple hecho de que un movimiento siempre necesitara de más adeptos a su causa para no desaparecer, porque para los movimientos, el individuo no es nada más que un objeto ideológico puesto para manipulación.

No se necesita ser parte de un colectivo para saber distinguir el bien del mal, ni mucho menos para extenderle nuestra mano al prójimo. Cada uno de nosotros enfrentamos al mundo como individuos, y por ende a cada uno de nosotros nos corresponde la ardua tarea de pelear nuestras luchas individuales. Los más grandes cambios empiezan desde uno mismo, y nosotros podemos empezar a sembrar los cimientos de dichos cambios educándonos, siendo mejores personas y respetando a los demás.

Recordemos que no necesitamos llevar en nuestras muñecas pañoletas de ningún color, nosotros podemos ejercer nuestra lucha sea cual sea la posición en la que nos encontremos, fomentando los valores básicos del ser humano y la educación, ya podremos empezar a crear una sociedad mejor y por ende un mundo mejor para las próximas generaciones.

La escasez de sentido común entre los colectivistas, ya mencioné anteriormente el sesgo y el peligro que representa el colectivismo a las ideas individuales, esto ocurre porque mientras estamos dentro de un colectivo cada uno de nosotros dejamos de pensar como uno solo y empezamos todos a pensar como uno sin importar el nivel de coherencia de nuestras propuestas, porque al momento de estar en un colectivo, no estamos sirviendo para nadie más que no sea el colectivo y por ende ignoramos el sentido de la razón, como prueba de aquello tenemos el hecho de que canticos como: “nos matan por ser mujeres”, “mi cuerpo mi decisión”, “hasta la victoria siempre”, etc, se han convertido no solamente en frases repetitivas sin sustento alguno, sino que también varios miembros de los colectivos las suelen usar como argumentos, esta es una de las principales razones por las cuales me mantengo firme cuando digo “el colectivo piensa por ti y tu no por él”.

Tenemos a las estrategias usadas por los colectivos para generar “cambios”, pues si bien, varios colectivos se han declarado como colectivos con una filosofía política, siendo este uno de los principales errores, ya que para generar cambios no hay ni la más mínima necesidad de usar leyes de beneficencia o de imponer ideas, los grandes cambios se consiguen solamente a partir de una estrategia moral y ética, estrategia que actualmente varios colectivos pasan por desapercibida.

La constante apropiación de logros y causas que ejercen los colectivos, pues cada vez es más frecuente ver a personas atribuirle los grandes cambios y avances de la sociedad a “x” colectivo, pero ¿Qué tan cierto será esto?, pues si bien probablemente los colectivos hayan influido en cierta manera para cambiar nuestras ideas, pero no podemos pasar por alto el desarrollo y crecimiento individual de cada persona, solo por poner un ejemplo; actualmente le estamos dando más importancia a la salud mental y sus derivados, pero esto no surge a causa de un movimiento social, sino que más bien es resultado de la reflexión y la investigación que nos ha hecho darnos cuenta de la relevancia de esta problemática.

Otro de los ejemplos, y uno con los cuales me topé recientemente, a partir de dos “femicidios” que han causado gran revuelo social, me encontré con varias personas atribuyéndole al feminismo el hecho de que estos casos estén recibiendo el repudio que se merecen, pero aquí regresa de nuevo mi pregunta, ¿esto es el resultado de la labor ejercida por el movimiento o simplemente es el resultado de una sociedad cansada de la injusticia y la impunidad?.

Si logramos revisar las fotografías de algunas de las manifestaciones pidiendo justicia por las víctimas, veremos que más se observan son globos blancos que pañoletas moradas.

Por ende, podemos decir que el repudio a este tipo de actos no es solo exclusivo de un segmento de la población, sino de todos, y las personas que, en su mayoría, se manifiestan en rechazo de este tipo de actos, no lo hacen en representación de un colectivo, sino más bien representándose a si mismos y su interés en defender el bien común y el propio.

En conclusión, no se necesita ser parte de un colectivo para saber distinguir el bien del mal, ni mucho menos para extenderle nuestra mano al prójimo. Cada uno de nosotros enfrentamos al mundo como individuos, y por ende a cada uno de nosotros nos corresponde la ardua tarea de pelear nuestras luchas individuales.

Los más grandes cambios empiezan desde uno mismo, y nosotros podemos empezar a sembrar los cimientos de dichos cambios educándonos, siendo mejores personas y respetando a los demás.

Recordemos que no necesitamos llevar en nuestras muñecas pañoletas de ningún color, nosotros podemos ejercer nuestra lucha sea cual sea la posición en la que nos encontremos, fomentando los valores básicos del ser humano y la educación, ya podremos empezar a crear una sociedad mejor y por ende un mundo mejor para las próximas generaciones.