Mélida Silva, con más de cuatro décadas de experiencia, continúa preparando la tradicional colada morada, reflejando la riqueza cultural y culinaria de Loja, pese a la pérdida de otras costumbres.
Estando a puertas de la temporada de la colada morada, una bebida que en Ecuador adquiere un significado especial, sobre todo durante el Día de los Difuntos. En el corazón de Loja, Mélida Silva, una experimentada vendedora, se mantiene fiel a esta tradición con más de cuatro décadas de preparación, y compartió para la Hora su reflexión acerca de esta herencia culinaria.
Inició vendiendo champús de mote pelado
Antes de dedicarse a la colada morada, Mélida recuerda que su primera experiencia como vendedora fue con el champús de mote pelado, una bebida popular entre la gente mayor, pero que hoy ha quedado en el olvido. “Empecé vendiendo champús de mote pelado cuando era joven, en el portal de lo que hoy es la Gobernación. Lo hacíamos con maíz blanco tostado, panela y especias. Éramos unas 10 vendedoras, y vendíamos en mesitas de palo. Con el tiempo, esa tradición se fue perdiendo”, narró con nostalgia.
El champús de mote pelado requería dedicación, ya que debía prepararse y venderse el mismo día. Sin embargo, con los años, el champús de arroz de castilla y la colada morada fueron ganando terreno, hasta dejar en el olvido al primero. “La gente antigua disfrutaba mucho del mote pelado, pero ahora casi no se lo hace. Se daña si no se consume rápido”, explica Mélida, refiriéndose a la complejidad de mantener la receta viva.
Su especialidad es la colada morada
A pesar de los cambios en las costumbres, la colada morada sigue siendo una tradición firme en Ecuador, especialmente durante los primeros días de noviembre. Mélida, con su amplia experiencia, comparte la receta que ha mantenido a lo largo de los años. “Yo le pongo mora, naranjilla, uva, manzana y frutilla. Pero lo que le da el sabor más rico es el ishpingo, una especia clave”, detalló. Para ella, cada ingrediente tiene su importancia, desde las hierbas como el arrayán y las hojas de naranja, hasta las especias como el clavo de olor y la pimienta dulce.
La colada morada que prepara Mélida es una mezcla de tradiciones ancestrales, y cada tazón que sirve es un tributo a la cultura ecuatoriana. “Lo más importante es respetar la receta y no escatimar en los ingredientes. Es un trabajo que requiere paciencia, pero al final, el resultado vale la pena”, comentó con satisfacción.
Las figuras de pan y su significado
Junto a la colada morada, otra tradición que acompaña estas festividades son las figuras de pan, conocidas como guaguas de pan. Estas figuras, con formas de niños y decoradas con colores vivos, también han evolucionado. Mélida recuerda que, en el pasado, se hacían figuras más pequeñas y detalladas de mazapán, que representaban el compadrazgo. “Antes, las guaguas se hacían pequeñas, bien decoradas y tenían un significado especial. Eran parte del ritual del compadrazgo, donde se establecía un vínculo serio entre familias”, explicó.
Sin embargo, estas figuras tradicionales han sido reemplazadas por versiones más comerciales y grandes, que ya no tienen el mismo simbolismo. “Antes las guaguas grandes, se regalaban a los ahijados, eran parte de la cultura de antes. Se vendían por 7 u 8 dólares, pero ya no se venden”, lamentó.
A pesar de esta transformación, Mélida cree que es posible rescatar estas costumbres y adaptarlas a los tiempos modernos. “Sería lindo que la gente vuelva a hacer las guaguas pequeñas y recupere esa conexión con la tradición. Es parte de lo que nos hace quienes somos”, reflexionó.
Para Mélida, el portal de San Sebastián es más que un lugar de trabajo. Es un espacio lleno de historias, donde generaciones de lojanos han disfrutado de sus preparaciones. “Queremos que nos dejen aquí en la calle Mercadillo todo el tiempo, porque aquí es donde siempre hemos estado”, señaló con esperanza.
A medida que se acerca la temporada de la colada morada, Mélida invita a la comunidad a disfrutar de esta bebida, que es mucho más que un alimento. “Espero que todos vengan, la familia, todos, a tomar mi colada morada. Es una tradición que debemos seguir compartiendo”, concluyó.
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