La Oración es la verdadera fuerza que promueve la Unidad en la Iglesia

La Conferencia Episcopal Ecuatoriana y los cardenales, conscientes de la trascendencia de la responsabilidad que les ha sido confiada, hacen un llamado al Pueblo de Dios para que los sostengan fervorosamente con su oración.

La oración es la verdadera fuerza que promueve la unidad en la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, como nos recuerda San Pablo: «Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, forman un solo cuerpo, así también Cristo» (1 Cor 12,12).

Por ello la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, en comunión con el Colegio Cardenalicio reunido en Roma en el marco de las Congregaciones Generales preparatorias al próximo Cónclave, desea invitar a todos los fieles del Ecuador a vivir este momento eclesial como un acontecimiento de gracia y discernimiento espiritual.

El Cónclave dará inicio el próximo miércoles 7 de mayo. En este día por la mañana, todos los señores cardenales concelebrarán la solemne Misa “Pro Eligendo Pontifice”, una celebración eucarística que será presidida por el Decano del Colegio Cardenalicio, quien invitará a sus hermanos a dirigirse por la tarde a la Capilla Sixtina, donde se dará comienzo al proceso de elección del nuevo Sucesor de Pedro. Este proceso electivo se prolongará hasta que el más votado alcance los 2/3 de los votos de los cardenales electores.

Ante la grandeza de esta misión y los desafíos de nuestro tiempo, los cardenales reconocen la necesidad de hacerse humildes instrumentos de la Sabiduría y Providencia infinitas del Padre Celestial, abriéndose con docilidad a la acción del Espíritu Santo. Él es el verdadero protagonista de la vida de la Iglesia, Aquel a quien debemos todos escuchar y acoger, tal como nos exhorta el Apocalipsis: «El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias» (Ap 3,6).

Teniendo presente la importancia de este acontecimiento eclesial, pedimos a todos los fieles católicos del Ecuador a unirse al Colegio cardenalicio en oración ferviente y constante, suplicando al Espíritu Santo que guíe y acompañe este proceso con su luz y su paz, y que inspire a los cardenales en su discernimiento.

Que nuestra Madre, la Virgen María, acompañe con su intercesión maternal esta súplica común y cubra con su manto a toda la Iglesia. Y desde ahora, manifestemos nuestra filial adhesión a quién sea elegido.